Sociedad

Bertone denuncia un intento de condicionar el cónclave con «noticias falsas»

El Vaticano arremete contra los medios de comunicación tras la difusión del supuesto contenido del informe secreto sobre 'Vatileaks'

ROMA. Actualizado: Guardar
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El Vaticano volvió a echar la culpa ayer a los medios de comunicación de sus escándalos, como ha hecho en el pasado reciente con la pederastia o la filtración de papeles reservados de 'Vatileaks'. Pero esta vez fue más allá y con una nota insólita de la secretaría de Estado, dirigida por Tarcisio Bertone, llegó a acusar a la prensa de intentar «condicionar» el cónclave con «la deplorable multiplicación de noticias a menudo no verificadas, o no verificables, o incluso falsas, a veces con grave daño de personas e instituciones». Desaprovechó la oportunidad de indicar cuáles. El comunicado decía defender «la libertad del colegio cardenalicio» a la hora de elegir un nuevo Papa y, tras aludir a la presión de algunos Estados en el pasado sobre candidatos de su gusto, aseguró que «hoy se intenta poner en juego el peso de la opinión pública, a menudo sobre valoraciones que no comprenden el aspecto típicamente espiritual del momento que la Iglesia está viviendo».

La nota llega a los dos días de las informaciones sobre el presunto contenido del dossier secreto encargado por el Papa sobre el caso 'Vatileaks' y que, según el diario 'La Repubblica', revelaría entre otras cosas la influencia de un 'lobby' gay en la Santa Sede y chantajes a prelados homosexuales. Aquel día la reacción del portavoz vaticano, Federico Lombardi, fue simplemente decir que en ningún momento iba a «comentar, desmentir o confirmar» las informaciones sobre este tema.

Lo cierto es que en esta última semana se ha alcanzado la máxima tensión en las contradicciones del caso 'Vatileaks'. El Vaticano simuló el año pasado una operación de verdad y transparencia con el juicio al único culpable oficial del caso, el exmayordomo papal, Paolo Gabriele. Pero el proceso se basó en una investigación reductiva de un fiscal sin poderes para interrogar cardenales, y al mismo tiempo el Papa encargó a tres purpurados 'detectives', que sí podían interrogar a sus iguales, un informe en serio, pero secreto, con toda la verdad del caso. Siempre se ha negado a revelarlo. Del mismo modo la ambigüedad de la comunicación vaticana ha llegado al máximo con la renuncia del Papa, pues oficialmente Benedicto XVI se va solo porque está cansado, pero no ha dejado de lanzar ásperas críticas a la Curia por sus divisiones y sus luchas internas. Siempre prima el hermetismo y no dar explicaciones. También ayer Lombardi tuvo palabras críticas en Radio Vaticana: «No falta quien intenta aprovechar el momento de sorpresa y desorientación de los espíritus débiles para sembrar confusión y descrédito sobre la Iglesia y su gobierno, recurriendo a instrumentos antiguos, como la maledicencia, la desinformación, a veces la calumnia, o ejercitando presiones inaceptables para condicionar el ejercicio del deber de voto de parte de un cardenal u otro, mal considerado por una razón o por otra». Tampoco explicó de qué casos concretos se trataría. Se puede interpretar que aludía también a la situación creada con el cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony. En el Vaticano ha sentado muy mal la campaña abierta contra él en Estados Unidos, y el eco en la prensa en general, para que no acuda al cónclave, o incluso se le impida, por haber encubierto curas pederastas en su diócesis en los ochenta y los noventa. Del mismo modo se han realizado críticas similares a otros purpurados implicados en escándalos de abusos, como el irlandés Brady, el belga Danneels y el estadounidense Dolan. Por cierto, que ayer mismo Mahony aseguró en Twitter que dentro de pocas horas iba a partir hacia Roma.

Contra todos

Por otro lado se comprende la ira de Bertone, pues todas las informaciones en la prensa italiana, y también en el extranjero, le identifican como uno de los responsables directos de la crisis que vive el Vaticano. Por su gestión de la Curia, muy cuestionada y con muchos enemigos, y como uno de los protagonistas de las guerras de poder en la Santa Sede.

Es más, con medio colegio cardenalicio en su contra el cónclave se dibuja como una especie de Bertone contra todos, pues mueve un gran paquete de votos y aspira a perpetuar su poder en lo posible con el próximo Pontífice. Que, en cambio, en opinión de muchos lo primero que tendría que hacer es echarle. Todas las informaciones en este sentido, naturalmente, lo primero que hacen es atacar sus intereses, no tanto la libertad de elección de los cardenales.