El presidente del BCE, Mario Draghi, y Mariano Rajoy, durante su encuentro de ayer en la Moncloa. :: ÓSCAR DEL POZO
Economia

Draghi exige un calendario a medio plazo de recortes de gasto y subidas de impuestos

«No he cumplido mis promesas electorales, pero he cumplido con mi deber», afirmó Rajoy en defensa de sus reformas

MADRID. Actualizado: Guardar
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El presidente del BCE, Mario Draghi, se reunió ayer en Madrid a puerta cerrada y sin taquígrafos con un grupo de diputados para transmitirles, según trasladó después a los periodistas, su reconocimiento a todos los esfuerzos que realizan los ciudadanos españoles. No obstante, Draghi insistió en que el camino a seguir es complejo y que «ningún país de la zona euro ha acabado su tarea». «Se precisa un plan fiscal a medio plazo con información detallada de los recortes de gastos y de los incrementos de impuestos», enfatizó.

El todopoderoso presidente del regulador europeo consideró esencial «para todos» -se refería a todos los países del euro- que la consolidación fiscal se produzca de acuerdo con los criterios de la Comisión Europea y «con un tratamiento igualitario». Reconoció, no obstante, que en España «mucha gente lo está pasando mal, en especial aquellos que han perdido su puesto de trabajo y también los más jóvenes».

Draghi insistió en su mensaje de que «España va por buen camino, con un rendimiento del sector exterior y la casi eliminación del déficit por cuenta corriente, con notables ventajas ganadas en competitividad». «También la reforma laboral ha mejorado la flexibilidad», prosiguió, para reconocer después que «hoy los bancos españoles tienen resultados más saneados».

Algunos portavoces parlamentarios creyeron encontrar las razones por las que el encuentro se celebró a puerta cerrada en los, a su juicio, excesivos elogios que Draghi prodigó a las políticas del Gobierno del PP. «Decir que se ha logrado mucho desde diciembre de 2011 sin tomar en cuenta el aumento de la cifra de desempleados que se ha producido desde entonces» no es de recibo, coincidieron varios representantes de fuerzas políticas de oposición.

Draghi no fue el único que consagró la jornada a analizar las reformas emprendidas en el último año. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, también hizo balance y reconoció aquello que sus adversarios políticos -y parte de los electores que le auparon a la Moncloa- le reprochan desde que a finales de diciembre de 2011 presidiera su primer Consejo de Ministros: haber ignorado su programa electoral y aplicado decisiones que en su campaña electoral prometió que no tomaría.

«Me presenté a las elecciones con la promesa de que no iba a subir los impuestos. Probablemente no he cumplido mis promesas electorales, pero al menos tengo la sensación de que he cumplido con mi deber. Estamos sentando las bases de cara al futuro», señaló el jefe del Ejecutivo en una jornada organizada por el semanario británico The Economist.

Sacrificio

El jefe del Ejecutivo se esforzó por poner en valor el lado positivo del sacrificio. Para los ciudadanos ha supuesto recortes dolorosos en los servicios públicos, una presión fiscal creciente, el empobrecimiento de la clase media por la reducción de la renta disponible y unos 850.000 parados más que antes de la reforma laboral. Pero también se ha logrado embridar el déficit público, reducir la presión sobre la deuda soberana, ganar competitividad y arreglar la balanza de pagos. «Si hace un año se dudaba sobre la sostenibilidad de nuestras cuentas públicas, hoy esa duda está despejada. Ahora, el reto es el crecimiento», subrayó.

Rajoy calificó de «dramática» la situación de las cuentas del Estado que encontró a su llegada al Gobierno. Con las medidas adoptadas Hacienda ha cumplido el objetivo de ingresos que fijó en el Presupuesto, con un incremento en la recaudación del 4,2% sobre 2011. De no haber actuado «con determinación», los ingresos «no solo no habrían aumentado, sino que hubieran sufrido una caída del 2,7%», recalcó.

Su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, corroboró ese análisis e insistió en la «flagrante» escasez de recursos que halló en la caja común: «Por algunas tuberías de la financiación del Estado no pasaba el agua, tenían telarañas». «Hemos hecho una política fiscal que no me ha gustado hacer», llegó a afirmar Cristóbal Montoro. «No voy a presumir de haber subido los impuestos. Espero que podamos volver a nuestros fueros pronto, estamos ya muy cerca de poder aplicar nuestro programa político», explicitó.

De cara a 2013, Montoro se comprometió a continuar con el ajuste. ¿Con qué intensidad? «Al ritmo que no provoquemos más recesión económica», concluyó.

Mariano Rajoy dio por hecho que lo peor de esta segunda recesión ha pasado y que el repunte de la actividad es cuestión de tiempo.

«Con la prudencia necesaria que se tiene que tener a la hora de los pronósticos, podemos afirmar que las previsiones de este Gobierno, compartidas por organismos internacionales como el FMI, anticipan que en la última parte de 2013 y en el año 2014 nuestra economía recuperará tasas positivas de crecimiento del PIB», señaló.

El presidente abordó también la creciente destrucción de empleo pese a la reforma laboral. «Es cierto que el número de ocupados ha descendido, y mucho, en 2012, pero quiero subrayar un dato que a veces se olvida: más de una cuarta parte de los empleos perdidos corresponden al sector público», enfatizó.