CÁDIZ

Absueltos tras adquirir una finca a precio de ganga a discapacitados

La Fiscalía acusaba a dos conocidos promotores de estafar a dos hermanos a los que compraron un inmueble de Sopranis por menos de la mitad de su valor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dos conocidos promotores de la ciudad, que han llegado a acumular numerosas propiedades en el casco antiguo, han sido absueltos de un delito de estafa por el que venían siendo acusados por la Fiscalía. Francisco S. L. y Sebastián R. M. se sentaron en el banquillo de la Audiencia el pasado mes de diciembre por la compra de una finca en la calle Sopranis en el año 2000. Los anteriores propietarios, que presentan una discapacidad mental, la vendieron por menos de la mitad de su precio de mercado. Por ello, el fiscal pedía para los dos promotores tres años de prisión.

Negocio redondo

El Ministerio Público defendió en la vista oral que los procesados aprovecharon la debilidad mental de los antiguos dueños para hacer un negocio redondo. La Audiencia los acaba de absolver porque sostiene que no se ha podido acreditar que las víctimas, dos hermanos, tuvieran suficientemente afectadas sus capacidades mentales cuando se produjo la operación inmobiliaria. Los forenses que los exploraron, lo hicieron siete años después de cerrarse la venta y en su informe, explicado en la sala de vistas, definieron la afección que sufren como un deterioro progresivo. El tribunal concluye que dado que regentaban durante varios años una tienda de ultramarinos, no se puede concluir que esa discapacidad fuera determinante para que vendieran a precio de ganga.

Los compradores se hicieron con una finca en pleno esplendor de la burbuja inmobiliaria a precio de saldo. Un inmueble situado en el casco antiguo que según tasó un perito tenía un valor de mercado en el año 2000 de 783.875 euros. Sin embargo, los hermanos, que habían recibido el inmueble por herencia, lo vendieron por 144.242 euros. Según el escrito del fiscal, Sebastián R. M. «conociendo el déficit mental» de los propietarios, los convenció diciéndoles que estaban ante «un gran negocio». Pero los argumentos de la acusación pública no han sido suficientes para que el tribunal condene a los procesados. El inmueble terminó en manos de la hija de Francisco S. L., que no ha sido imputada en la causa porque no estaba al corriente de la operación.

Francisco S. L. no es la primera vez que se enfrenta a la Justicia. Ya salió también absuelto después de ser acusado en calidad de promotor en el accidente mortal en el que murió un obrero, Jesús Mera, en el año 2007. La obra donde trabajaba estaba repleta de irregularidades.