Un grupo de malienses, junto a la entrada de la 'plaza de la sharía' en Gao, la principal ciudad en manos islamistas hasta hace unos días. :: SIA KAMBOU / AFP
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El Ejército maliense suspende en derechos humanos

Un informe alerta sobre las atrocidades cometidas por sus soldados en la guerra que libran junto a Francia en su país

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La organización Observatorio de Derechos Humanos ha documentado docenas de casos de ejecuciones sumarias y 'desapariciones forzosas' por el Ejército de Malí en el conflicto del país africano, además de los abusos cometidos -como el reclutamiento de niños soldados- por las fuerzas rebeldes e irregulares. Y cree que, por el momento, los bombardeos del Ejército francés se han realizado con cuidado hacia la población civil.

El grupo, conocido por su nombre en inglés, Human Rights Watch, presentó ayer su vigésimo tercer informe anual y su director ejecutivo, Kenneth Roth, aprovechó la ocasión para subrayar la importancia de que entren observadores independientes al mismo tiempo que se despliega una fuerza militar internacional, evitando retrasos en la presencia de agentes con capacidad de control y que se repita lo ocurrido en Somalia. HRW trabaja con otros grupos y organismos internacionales, tanto en la ONU como en la Organización para la Unidad Africana, para promover la presencia de observadores. «Es bueno -señaló Roth- que la comunidad internacional dé un paso y se haga responsable de lo que ocurre en Malí, pero no debe contemplarse solo como una operación militar». Crítico con el legado en Libia -«donde la OTAN se niega a responder a la exigencia de explicar sus operaciones cuando debe dar cuenta de lo que hace»-, el directivo señala que el objetivo en Malí debe ser el restablecimiento de un Gobierno democrático y que las «perpetuas rebeliones» en el norte del país han de tener una respuesta para mejorar las condiciones de la población en el largo plazo.

Roth abre el informe con un ensayo en el que se centra en las consecuencias de la 'primavera árabe' de hace dos años. Defiende en su análisis el valor de las elecciones democráticas y cree que no se debe seguir el consejo de quienes consideran que la victoria de grupos islamistas demuestra su fracaso: «Las incertidumbres de la libertad no son razón para regresar a las predicciones forzosas del poder autoritario», escribe.

Su grupo tiene «un buen diálogo» con los Hermanos Musulmanes de Egipto. «Confiamos en ellos, porque les defendimos cuando estaban en la cárcel y eran torturados», afirmó Roth. HRW estuvo muy implicada en los trabajos del borrador constitucional hasta que el presidente, Mohamed Mursi, estableció los pactos inescrutables que creyó necesarios para evitar una sentencia contraria del Tribunal Constitucional.

HRW cree que Mursi intenta trazar un equilibrio y que es sensible a la influencia del exterior. Pese a que en la constitución hay elementos «preocupantes» -el abandono de la supervisión civil del Ejército, los condicionantes para el trabajo de las mujeres o el ejercicio de la libertad de expresión- Roth afirma que no es «un trato cerrado, se puede trabajar para mejorar las cosas, aunque evidentemente pueden también empeorar». Algo que debe mejorar en la zona, según HRW, es el precio del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. A Rusia, por ejemplo, le tendría que costar más su obstruccionismo; quizás el boicot a su principal exportadora de armamento, Rosoboronexport.