Las rondas a pie por las calles del centro son agradecidas por los comerciantes que se sienten más protegidos cuando tienen a los funcionarios policiales cerca. :: FRANCIS JIMÉNEZ
CÁDIZ

Un casco antiguo más seguro

La implantación de las patrullas en moto en el casco antiguo consigue reducir los numerosos hurtos y robos que sufren los comerciantes todas las NavidadesLas patrullas en motos, tras seis meses de vida, consiguen contener los robos en Navidad

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equipo ha sido la recién concluida campaña de Navidad, una habitual temporada negra para las estadísticas de robos y hurtos. Los amigos de lo ajeno aprovechan la gran afluencia en establecimientos y centros comerciales para aprovechar descuidos y robar productos.

Para hacer frente a esta oleada de hechos delictivos, todos los años el Cuerpo Nacional de Policía activa un dispositivo especial que este año se ha desarrollado bajo el nombre 'Comercio Seguro' entre el 18 de diciembre y el 8 de enero. En el caso de la capital gaditana, este operativo ha recaído en el grupo motorizado que ha sido el responsable del descenso en un 15% de las infracciones denunciadas si se compara con la misma época del año anterior.

Hacía años que no se producía una disminución tan significativa y los responsables de la Unidad de Seguridad Ciudadana reconocen que se temían la peor estadística cuando arrancó la temporada navideña. Los precedentes no invitaban al optimismo.

En diciembre, la capital vivió una oleada de atracos, especialmente en barracas, que fue cortada por lo sano cuando la Policía arrestó a los dos responsables, dos conocidos delincuentes habituales que acababan de salir de prisión. Pese a todo, la situación económica crítica hacía temer que la campaña de Navidad se saldara con un récord en hurtos y robos. El balance final confirma que esa previsión tan negativa se ha contenido, aunque los comerciantes reconocen que pese a los esfuerzos han seguido sufriendo numerosos hurtos.

De ronda por el centro

LA VOZ acompañó durante una mañana a una de las patrullas motorizadas para conocer 'in situ' cómo realizan su trabajo y qué respuesta están teniendo entre los comerciantes y vecinos. El mejor síntoma lo muestra la relación que han entablado los agentes con dependientes y propietarios de negocios. La simple presencia de los uniformados la agradecen y hay quien tira de estos funcionarios para sentirse seguros cuando cierran sus comercios y tienen que llevarse la recaudación del día. «A esta mujer -propietaria de un estanco en la calle Rosario- la suelo acompañar cuando acaba la jornada hasta su casa porque saca el dinero y es un riesgo que ande sola».

Quien habla es una de las policías del grupo de motos, quien se acaba de cruzar en la calle con la estanquera, de mediana edad y con cierta dificultad de movimientos. Saluda con cariño a la agente, la cual prefiere guardar el anonimato aunque por el Palillero, Columela, San Francisco y calles adyacentes es un rostro muy conocido. No para de saludar a comerciantes y vecinos.

La primera parada en la ronda es la joyería de Miguel Sepúlveda, presidente del gremio de joyeros en Cádiz; uno de los colectivos más afectados por los robos desde que estallara la crisis. «Nuestras familias viven con miedo. Saben que somos un objetivo muy apetitoso de los ladrones y que en muchas ocasiones no solo se pierde mercancía también resultan heridos los trabajadores de los negocios».

Cuando se le pregunta por la efectividad de las patrullas policiales a pie y en moto por el casco antiguo, de inmediato responde con agradecimientos: «Estas navidades no me han robado. El hecho de que los veas pasar por delante de tu puerta con cierta regularidad te da una sensación de seguridad que antes no teníamos». El presidente del gremio de joyeros recuerda cómo antes de la implantación de este dispositivo, sufrió varios palos: «Lo más habitual es que te tiren de la manta (expositor de tela donde los joyeros muestran algunas de las piezas que tienen en venta). La última vez fue un hombre bien vestido, que entró preguntando por una joya y cuando sacamos la manta, pegó un tirón y salió corriendo».

Sepúlveda, en calidad de representantes de los joyeros, pide que se mantenga ese servicio de patrullas: «porque nos sentimos muy protegidos».

Otro de los establecimientos que arrastran peores estadísticas de pequeños hurtos son las perfumerías. En la que se encuentra en la calle San Francisco, de la cadena If, perdieron la Navidad del 2011-2012 entre 3.000 y 4.000 euros sólo en productos que habían desaparecido de las estanterías gracias a los amigos de lo ajeno. «Se nota mucho cuando tenemos a la Policía cerca porque eso disuade a los que entran en la tienda a robar. Además cuando tienes algún problema, los llamas y en cinco minutos los tienes a tu disposición. Es toda una garantía», afirma Inmaculada García, dependienta que ejercía de encargada del establecimiento el día que se elaboró este reportaje.

Por capricho y por necesidad

Pese al aumento de la vigilancia, en este comercio han vuelto a sufrir numerosos hurtos durante las vacaciones de invierno. El pasado viernes estaban aún ultimando el balance de ventas navideñas pero esperan un impacto importante en las pérdidas que generan los pequeños robos de artículos. Lo más preocupante es que detrás de ellos no hay un perfil definido, desde jóvenes que se llevan a hurtadillas un frasco de colonia «por capricho hasta la anciana sorprendida con un bote de crema», describe la dependienta de la perfumería.

También sufren los robos de ladrones más organizados, «que buscan las marcas que más suenan en ese momento y que seleccionan lo que sacan para revenderlo en el mercado negro».

Atajar por completo este tipo de delitos es una tarea casi imposible, como reconocen los policías. Los hurtos de mercancía con un valor por debajo de los 400 euros se consideran una falta y los autores ni siquiera son detenidos, tan solo denunciados. La causa se resuelve con la imposición de una multa que en el caso de que el infractor se declare insolvente, no se abona nunca.

Estas situaciones están favoreciendo que exista un nivel alto de reincidencia: «Uno de los últimos casos que hemos tenido es una persona que ya había sido pillada cuatro veces robando en El Corte Inglés cuando lo denunciaron por quinta vez», explica la agente del grupo motorizado. «Saben que no les va a pasar nada y siguen entrando en las tiendas a hurtar».

Los límites jurídicos entre la falta y el delito lo conocen a la perfección estos ladronzuelos. Un ejemplo de cómo jugar en el límite de los 400 euros lo ofrece Daniel Piurestán, que trabaja como vigilante de seguridad en la tienda C&A de la plaza de las Flores. «Cogimos a una señora que intentaba llevarse 19 prendas. Lo tenía todo calculado porque el valor total era de 330 euros. Si hubiera superado esa cantidad ya tenía preparados a sus hijos, que la acompañaban, para inculparles en el hurto de algunas prendas y así repartirse la cuantía y no superar los 400 euros».

Este vigilante, que se ha hecho muy conocido entre los agentes de Policía por «su extraordinaria profesionalidad, el perfecto control de las cámaras de seguridad y las constantes informaciones que traslada a las patrullas» atesora en su teléfono móvil toda una galería de fotos de hombres y mujeres a los que ha sorprendido en la tienda robando. «Tengo más imágenes que de mi familia. Pero me ayudan bastante a reconocerlos cuando entran por la puerta».

Este profesional de la seguridad se ha topado con todo tipo de métodos para hurtar: «Bolsas forradas de papel de aluminio para desactivar las alarmas; aquellos que optan por arrancarlas en los probadores; o quien entra y coge un montón de prendas, las guarda en una bolsa y sale corriendo». Coincide con otros trabajadores del sector a la hora de describir el perfil de estos ladrones: «Te encuentras de todo y con la crisis, se están sumando personas que jamás te podrías imaginar que entran en una tienda a robar». También comparte la sensación de mayor seguridad vivida estas pasadas navidades. «Se nota mucho cuando tienes a la Policía cerca».

A nivel sectorial, la Asociación de Comerciantes Cádiz XXI afirma que «están muy satisfechos por la labor realizada, ya que los policías han colaborado mucho con los comerciantes a pie de calle», decía ayer el portavoz de la entidad, Antonio Sales, quien añadía que era una práctica que ya «echaban de menos» porque se trata de una función muy útil. «Incluso nos han pedido los mapas del centro de la ciudad que editamos en la asociación para entregárselo a los turistas que preguntan». Sales destaca la profesionalidad y la formación de los agentes: «Solo nos queda dar las gracias y esperar que se potencie su labor».

L as buenas noticias llegan por fin a la Comisaría de Cádiz, que dejó atrás un 2012 para olvidar, sobre todo en el tramo último del año cuando se produjo el robo de 400 kilos de estupefacientes en el depósito de la calle Granja San Ildefonso.

La primera medida que adoptó el nuevo comisario provincial, Juan Carretero, nada más asumir el cargo en la pasada primavera fue recuperar las patrullas en moto por el casco antiguo, actualizar la idea de policía de proximidad para que comerciantes y vecinos ganaran en seguridad subjetiva a través de la presencia de agentes uniformados cerca de sus establecimientos y de sus viviendas. Casi seis meses después de la implantación de este servicio, los resultados son tan positivos que en los comercios piden que la medida no se retire por mucho esfuerzo presupuestario que conlleve.

Ese nuevo grupo motorizado, dependiente de la unidad de Seguridad Ciudadana, comenzó a funcionar a finales de junio. Lo componen nueve 'scooter', ocho de las cuales operan exclusivamente en el centro; mientras que la novena amplía su radio de acción hasta el Paseo Marítimo. La máxima con la que trabajan estos funcionarios, que se presentaron voluntarios para ingresar en el grupo, es que su simple presencia en las calles «asusta» a los delincuentes. Un viejo método que siempre funciona: «Simplemente con ver la moto aparcada, ya saben que estamos cerca y desisten por temor a ser sorprendidos», comenta una de las policías que forma parte del grupo motorizado.

La primera gran prueba de fuego a la que se ha enfrentado este