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El hábil negociador y el cerebro del Ejército

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Nicolás Maduro y Diosdado Cabello son los dos hombres fuertes de Venezuela en este momento en que Hugo Chávez está de baja médica con una insuficiencia respiratoria que lo podría tener atado a una máquina durante meses, eso en el mejor caso de que se recupere. Mientras, el vicepresidente y canciller y el presidente de la Asamblea Nacional respectivamente, aparecieron juntos haciendo un juramento «de unidad con el pueblo» y reiterando que no existe ninguna lucha de poder entre ellos, como dicen medios opositores.

Sin embargo, no cesan las versiones sobre la rivalidad «enterrada» entre Maduro, líder del ala civil del chavismo que mira con buenos ojos el modelo cubano, y Cabello, quien encabeza el ala militarista y cuenta con mayores simpatías dentro de las Fuerzas Armadas, a las que perteneció en el pasado.

Chávez conoció a Maduro cuando estaba preso por el golpe del que el 5 de febrero se cumplirán 21 años. El vicepresidente era entonces un chofer del transporte público y sindicalista. Sus posiciones de izquierda lo llevaron a militar en el Movimiento V República, embrión del actual Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUD).

Esa proximidad lo llevó a realizar una meteórica carrera política siendo el presidente más joven del Congreso. Después, en seis años, el canciller ha defendido la tesis bolivariana en el mundo entero y ha sido determinante para firmar acuerdos con países como Irán, Siria, Bielorrusia, Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua. Uno de sus principales logros ha sido el ingreso de Venezuela en el Mercosur.

El perfil de Cabello es diferente. De formación castrense, pasa por ser uno de los hombres duros del chavismo. El periodista venezolano Boris Muñoz escribía en la revista 'The New Yorker' que el reelegido presidente de la Asamblea Nacional ayudó a implementar medidas muy criticadas, como el cierre del canal de televisión RCTV y que es el nexo entre el gobierno y la 'boliburguesía', como se conoce a los nuevos ricos surgidos del chavismo. A diferencia de otros dirigentes bolivarianos, Cabello no había visitado La Habana hasta esta misma semana.

La suerte de Venezuela pasaría por las manos de los dos en el caso de que Chávez no pueda asumir el poder.