Apuntes

Un museo, una parodia, una solución

El Ayuntamiento ha dado un golpe en la mesa para poner fin a 14 años de burla de la Junta de Andalucía hacia la tradición más querida por todos los gaditanos

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Cualquiera que viva en Cádiz tiene poco margen de sorpresa. Los edificios y los proyectos que dependen de la Junta de Andalucía se quedan cerrados, paralizados, frenados durante años, lustros e incluso décadas. Hay muchos inmuebles y planes, complejos enteros, que sirven de ejemplo. Pero uno de los más sangrantes es el del Museo del Carnaval. Esta idea nació en 1998, nada menos, y 14 años después no se ha movido una piedra, casi ni un papel, en una iniciativa destinada a recopilar la memoria, la expectación y parte del atractivo turístico que provoca la mayor tradición de la ciudad, la más querida por los gaditanos.

El Ayuntamiento, harto de esperar la colaboración de la administración autonómica, ha tenido que romper todo lo previsto y empezar otro camino en solitario. El Museo del Carnaval no se hará en el Corralón de los Carros y ya no se sabe si tendrá el aspecto que le dio el ganador del concurso arquitectónico creado al efecto.

El Gobierno local ha tenido que reiniciar el proyecto en solitario, quizás con la colaboración de la Diputación Provincial, pero ya sin el lastre de los que nunca cumplieron lo que dijeron, los que siempre tuvieron una excusa para mantener las ideas convertidas en utopías.

Ahora, el Museo del Carnaval se hará. Será enfrente del Mercado Central, fuera de La Viña y en un entorno distinto. Se han perdido 14 años. Hay que volver a partir de cero pero ahora, al menos, los promotores tienen la certeza de estar comprometidos con el objetivo y no tendrán que mirar constantemente alrededor para ver si los demás se paran.

Los ciudadanos, cuando pidan cuentas, ya saben a quién.