Apuntes

4-D: Defiende Andalucía

SECRETARIO PROVINCIAL DEL PARTIDO ANDALUCISTA Actualizado: Guardar
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Estamos viviendo una crisis que trasciende a su palabra para convertirse en depresión. Andalucía soporta niveles espeluznantes de paro, de exclusión social y de hundimiento económico que nos retrotraen a décadas pasadas. El detonante de las hipotecas subprime de USA ha tenido un efecto ola que ha hundido progresivamente, primero, el sistema financiero de Europa, después su economía real y, por último, ha sumido en la quiebra a Islandia, Grecia, Irlanda, Portugal y a la propia España.

Las recetas económicas instadas por Alemania (contención del déficit a ultranza) nos están llevando a una espiral de recesión hacia el abismo. Mientras, EE UU aplica otras medidas de incentivos de su economía que les están sirviendo para salir del agujero, medidas que son apoyadas por el propio Fondo Monetario Internacional, institución que no se significa precisamente por su corazón social.

En el Estado español contemplamos un manual completo de cómo no afrontar una crisis: primero negarla (Zapatero dixit); después, retardar las decisiones (Zapatero y Rajoy) y, finalmente, plegarse a decisiones externas sin hacer valer las situaciones o condicionantes internos (Zapatero y Rajoy, de nuevo). Las medidas aplicadas están desmantelando el Estado del bienestar o «medioestar», acabando con los derechos laborales, aumentando las cifras del paro hasta límites insospechables y hundiendo en la pobreza a millones de ciudadanos y ciudadanas.

Todos se excusan en que esta crisis es algo externo, sobrevenido o que es culpa de algún gobierno anterior. Sin embargo, hay razones para decirles que mienten descaradamente. Hacía años que voces muy autorizadas de dentro y fuera del Estado nos alertaban de una burbuja inmobiliaria desmesurada, de una dependencia del ladrillo fuera de lo común. Desde la época del Gobierno Aznar nada se hizo para regular esta situación, más bien todo lo contrario. Mientras el dinero fácil entraba a espuertas nadie se inmutaba: banqueros, especuladores, ayuntamientos consentidores, intermediarios sin escrúpulos, administraciones varias que veían engrosar sus arcas sin esfuerzo. todos consentían una situación facilitada por tipos de interés bajísimos desde nuestra entrada al euro y por financiación externa que llegaba con gran facilidad (craso error del que nadie se inculpa). Todos consentían, todos callaban... hasta que la bomba explotó. Y nos cogió endeudados hasta las cejas: particulares, entidades financieras y administraciones locales... y aquellos fangos trajeron estos lodos: miseria, paro, desahucios y mucho más.

¿Y Andalucía? Como siempre, lo peor nos toca a nosotros: más paro, más miseria, más dolor que cubre nuestra geografía cual Apocalipsis que nos hunde en un pozo sin fondo, en un túnel negro negrísimo sin ninguna luz que se vislumbre pese a las palabras de alguna ministra alucinada. Pero claro, para el Sr. Griñán esto de la crisis es algo que pasaba por aquí y de pronto nos lo hemos encontrado. ¡Tamaña desfachatez!. Treinta años de gobierno del PSOE no han sido capaces de algo fundamental como es cambiar el modelo de desarrollo económico de nuestra tierra: seguimos dependiendo del turismo y el ladrillo como en los años del desarrollismo franquista de los sesenta. Aquello de «la California del Sur de Europa» quedó en los anales de la estupidez más ingeniosa, nada de Silicón Valley, más bien un valle de lágrimas.

En estas décadas teníamos que haber trabajado mucho más nuestro tejido productivo industrial y tecnológico, apostando por la sociedad del conocimiento y aprovechando nuestro alto potencial humano y los años de bonanza para conseguir un entramado empresarial competitivo en calidad. Sin embargo, el despilfarro y la corrupción han sido el santo y seña de décadas de régimen «psoista».

En la peor crisis nos encontramos en la peor de las situaciones: nuestro paro estructural se ha disparado, duplicando o triplicando las cifras de otras Comunidades del Estado, nuestros sistemas de protección social se resquebrajan fruto de los recortes, encubiertos o no, del gobierno bipartito PSOE-IU, nuestro sistema financiero autóctono es esquilmado cayendo en manos de las potencias financieras catalanas y vascas. Mientras, el gobierno de Griñán y el de sus antecesores se lavan las manos.

Se acusa a las autonomías de ser los grandes despilfarradores y causantes de la ruina del Estado, lo cual es una gran equivocación impulsada por la derecha mediática más recalcitrante. Una administración cercana al ciudadano siempre es más eficaz, la autonomía ha llevado a Andalucía a cotas de desarrollo inimaginables hace cincuenta años. Autonomía, autogobierno es igual a bienestar social. Pero... se podía haber hecho mucho más, se podían haber puesto las bases de una nueva Andalucía, más próspera, más igualitaria, más autosuficiente, más preparada para competir en un entorno mundial cada vez más complicado. Se han perdido muchos esfuerzos y recursos en una política de bombo y platillo, de marketing vacío, que nos ha llevado hasta la situación actual.

Y ¿Cádiz?... un territorio único por su ubicación geográfica y por sus recursos naturales (energía eólica y solar) se mantiene a la cola de España y Andalucía y con su tejido industrial en vías de desmantelación. Más de lo mismo.

El 4 de Diciembre de 1977 millones de andaluces se levantaron pidiendo autonomía y libertad, pidiendo una Andalucía de primera, más próspera, más rica, sin complejos. Treinta y cinco años después ese grito sigue vigente. De nosotros depende el defender nuestros derechos, exigir responsabilidades y poner a Andalucía en el camino que se merece: un país desarrollado al nivel de los demás territorios de Europa.