«Sería ceguera no ver la gravedad de esta etapa»

El Rey y el presidente de la Generalitat de Cataluña charlaron ayer con cortesía, cierta cordialidad, y hasta con alguna sonrisa, durante la entrega del premio internacional Conde de Barcelona al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarsicio Bertone. El jefe del Estado, sin embargo, señaló durante su intervención que «seria ceguera no ver la gravedad de esta etapa histórica», en clara alusión a la situación que se vive en Cataluña y la ofensiva independentista, que mereció su rechazo en una carta pública hecha pública la semana pasada.

Don Juan Carlos se mostró optimista sobre la posibilidad de reconducir la situación con el «buen sentido de todos». «Sería irresponsable igualmente caer en el abatimiento infecundo sin advertir y ser conscientes de que el genio y la voluntad de los hombres y mujeres de Cataluña, España entera y de Europa serán capaces de superar estas circunstancias», subrayó el Rey ante la mirada seria de Artur Mas. Pese a la aparente cordialidad, el presidente de la Generalitat se retiró antes de que concluyera la copa de cava que se sirvió al final del acto para atender asuntos de su agenda oficial, según señalaron fuentes del Gobierno catalán.

El encuentro entre el Rey y Mas fue correcto, pero lejos de la efusividad de otros momentos. «Buenas tardes, president», saludó don Juan Carlos al gobernante catalán, y se sentó junto a él, con el que intercambió algunos comentarios. El tono del Monarca tampoco cambió en los saludos a otros de los asistentes, entre ellos el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol.

Párrafos en catalán

Por lo demás su discurso, en el que intercaló párrafos en catalán, se centró en glosar la figura del galardonado jefe de la diplomacia vaticana. La entrega del Premio Internacional Conde de Barcelona, celebrada en el Monasterio de Pedralbes, fue el primer acto del Rey en el que ha coincidido con el presidente de la Generalitat después de la publicación de su mensaje, en el que alertó contra quienes «alientan disensiones» y persiguen «quimeras».

El jefe del Estado volverá a coincidir con el presidente catalán mañana durante la inauguración de una gigantesca terminal de contenedores en el puerto de Barcelona, instalación gestionada por un grupo empresarial chino.