Cándido Méndez arenga ayer a los mineros en Rodiezmo. :: J. CASARES / EFE
ESPAÑA

UGT reta a Rajoy a convocar un referéndum como el de la OTAN

Méndez quiere sondear la opinión ciudadana sobre los recortes y el PSOE dice que saldrá a la calle en apoyo del Estado de bienestar

RODIEZMO. Actualizado: Guardar
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Cándido Méndez reclamó ayer a Mariano Rajoy una prueba científica de que, como el presidente del Gobierno afirma, sigue contando con el apoyo de la «mayoría silenciosa» de los españoles o si, por el contrario, la «minoría silenciosa» que protesta en la calle «no es tan minoría» como piensa el PP. El secretario general de UGT emplazó a Rajoy a que convoque un referéndum para conocer si los ciudadanos apoyan los recortes y ajustes que ha aprobado en estos primeros ocho meses de mandato, incluida la reforma laboral.

Méndez planteó este reto ante los varios miles de personas que acudieron -en un número menor que otros años- a la 33 edición de la Fiesta Minera Asturiano-Leonesa que este sindicato celebró en la localidad de Rodiezmo.

Tras un año de ausencia, un alto cargo de la ejecutiva federal del PSOE volvió a tomar la palabra en este escenario donde el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero solía anunciar el incremento de la dotación presupuestaria para las pensiones. Zapatero dejó de acudir a Rodiezmo el mismo año en que congeló las prestaciones de los jubilados.

El secretario de Organización del PSOE, Óscar López, dejó claro que su partido quiere recuperar cuanto antes el gran caudal de voto obrero que perdió en las últimas elecciones generales. Anunció que saldrán a la calle con los sindicatos, aunque le pese al PP, pero no se unió a la petición de referéndum que formuló Méndez.

Sí lo hizo el veterano diputado y presidente de la Fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, que, incluso, fue más allá al asegurar que si Rajoy no organizaba esta consulta popular, su único camino sería convocar elecciones anticipadas.

«Mentiroso o ignorante»

El líder de la UGT fue especialmente duro con Rajoy hasta el punto de que, sin citarlo directamente, sí planteó que no sabe que es peor si un presidente «mentiroso o un ignorante». Acusó al Gobierno popular de realizar un aprovechamiento inmoral de la crisis para imponer la parte más negra de su ideología.

Méndez, y en esto sí coincidió tanto con López como con Guerra, censuró al Ejecutivo por socavar los fundamentos básicos del Estado de derecho e, incluso, de la economía española, a la que, a su juicio, está llevando hacía un «coma irreversible.

Los vínculos existentes entre UGT y PSOE quedaron patentes durante todas las intervenciones. A los líderes sindicales les cuesta menos arremeter contra un Gobierno de centro-derecha que contra uno del PSOE, aunque cuando Méndez pronunció el nombre de Zapatero no fue para echarle flores.

Responsabilizó al expresidente del «batacazo monumental» que se dio el PSOE el 20-N. «Hizo cosas mal y el pueblo lo sancionó», remachó. Lo que puso en duda es que el actual Ejecutivo inspire una mayor confianza en el exterior que la que, a su juicio, ofrecía el de Zapatero.

El máximo dirigente de la UGT confirmó lo que es un secreto a voces: que en septiembre comienza un periodo de gran agitación social. Pero Méndez responsabilizó del «otoño caliente» al Gobierno por incendiar los derechos de los españoles.

«Deriva xenófoba»

Para Óscar López, Rajoy tardó solo ocho meses en quitarse la careta y ofrecer el lado más sombrío de las políticas de derecha, en especial la «deriva xenófoba» que ha tomado la política sanitaria del Gobierno «al dejar a más de un millón de inmigrantes» sin cobertura médica. Un error que, desde su punto de vista, le costará caro a Rajoy «porque la gran mayoría de los españoles no es xenófoba».

El número tres del PSOE no hizo ningún tipo de autocrítica sobre los errores que provocaron el divorcio entre su formación y el colectivo obrero en los últimos comicios generales, pero enfatizó desde su primera frase que para un socialista es «un orgullo» estar en Rodiezmo. Una fiesta, abundó, que «nunca ha gustado a la derecha, aunque a los trabajadores de este país les gusta menos un Gobierno que les ha mentido y que solo gobierna pensando en el Opus Dei y en las familias que ganan más de 8.000 euros», aseguró.