Apuntes

Cádiz se queda sin población

Las medidas para reactivar la economía en la capital no se traducen a medio plazo en un aumento de habitantes. Al contarrio, la ciudad pierde vecinos

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En mayo de 2011, en vísperas de las elecciones municipales, la candidata por el PP a la Alcaldía de Cádiz, Teófila Martínez, presentaba un proyecto faraónico para reactivar la economía de la ciudad. De lo que se trataba era de reordenar el recinto exterior de la Zona Franca y acondicionarlo para albergar futuras inversiones. La iniciativa de la alcaldesa se encuentra recogida en el nuevo Plan Urbano de la capital y la actuación prevé la creación de unos 5.000 empleos en este suelo industrial. El desarrollo urbanístico en este espacio de la capital sigue su curso, sin embargo, las expectativas que se ciernen sobre la ciudad no logran retener a su población y, mucho menos, atraer a vecinos de fuera. El último estudio del Instituto de Cartografía de la Junta de Andalucía adelanta que la capital de la provincia seguirá restando habitantes durante el próximo cuarto de siglo y destaca que unos 20.000 gaditanos dejarán su ciudad. Esta cifra es del todo creíble. El padrón que está en vigor corresponde a 2011 y a finales de este año se avanzará en el índice poblacional de 2012. La primera consecuencia que se extrae del análisis estadístico es que Cádiz lleva casi dos décadas perdiendo población hasta situarse en estos momentos en 124.892 habitantes, lo que significa que la capital ha soltado una media de 1.000 habitantes por año. Lo peor es que, mientras que el resto de municipios de la provincia crece, la capital no tiene ni siquiera previsiones de ascenso. Al contrario. La capital cuenta con tres inconvenientes que la impiden aumentar población. Por un lado, el alto precio de su vivienda. Una ciudad con poco suelo urbano lleva a un alto coste del metro cuadrado, lo que impide a los más jóvenes apostar por la capital. El segundo gran problema es el empleo. Cádiz no alberga posibilidades de futuro laboral y desencadena el éxodo de jóvenes al exterior. La tercera es una conclusión de las dos anteriores. Al final queda una población envejecida, sin posibilidad de reproducción.