Varios cooperantes muestran su apoyo al pueblo saharaui antes de viajar ayer hacia Tinduf. :: J. J. GUILLÉN / EFE
ESPAÑA

Los cooperantes regresan a Tinduf pese a las alertas del Gobierno

Unos 30 miembros de ONG se instalan en los campamentos durante una semana, como primera tanda de un retorno escalonado

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Las ONG prosaharauis no se creen las alertas del Gobierno sobre el riesgo de secuestro que pesa sobre los extranjeros que trabajan en los campos de refugiados de Tinduf. Una treintena de cooperantes aterrizó ayer en Argelia desoyendo las continuas advertencias del Ministerio de Asuntos Exteriores, que el pasado 27 de julio organizó una evacuación relámpago de los españoles que se encontraban en la zona al contar con «indicios sólidos» de una operación terrorista contra ellos.

Este viaje, por el momento, tiene solo valor simbólico, ya que los cooperantes regresarán el próximo sábado. Significa, por tanto, un primer paso de cara al regreso de los españoles a los campamentos saharauis, que se «materializará en cuanto sea posible», aseguran las organizaciones que trabajan sobre el terreno.

Tanto el Frente Polisario como las ONG consideraron en su momento precipitada la repatriación y denunciaron «los temores infundados» creados por el Ejecutivo español con su decisión. Antes de subir al avión en el aeropuerto de Barajas, el presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara), José Taboada, comentó que el Gobierno «le está haciendo el juego a Marruecos». «Este es un viaje de solidaridad, una llamada de atención para los que estén interesados en abandonar la ayuda humanitaria a los campamentos, queremos decirles que no lo vamos a consentir. Creemos que hay una emergencia importante y se ha recortado la ayuda a los campamentos en un 50%», añadió.

Las autoridades saharauis repiten desde la evacuación que a raíz del secuestro de los españoles Ainhoa Fernández y Eric Gonyalons y de la italiana Rossella Urru -quienes permanecieron retenidos nueves meses por una milicia islamista aliada de Al Qaida- las medidas de seguridad en los campamentos se han incrementado. Un refuerzo que no parece convencer al Ejecutivo español, que exige aumentar aún más la protección. El Ministerio de Asuntos Exteriores insistió el lunes pasado en la recomendación de no viajar a la zona y reiteró su llamamiento a la responsabilidad de las ONG y su advertencia con respecto a la amenaza a la seguridad que pesa sobre sus miembros. Según justificó de nuevo, «la repatriación voluntaria de los ciudadanos españoles se produce tras haberse recibido información, por diversas fuentes, de la existencia de un riesgo cierto de inminente secuestro de cooperantes en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf». Pero en opinión de Taboada, abandonar los campos no es la solución. «Las medidas que se deberían tomar son hablar con las autoridades saharauis, buscar a los terroristas y detenerles, pero no es huir y dejar a estas personas tiradas», indicó el presidente.

Tres niveles de ayuda

Con el fin de garantizar el bienestar de los cooperantes, el ministro, José Manuel García-Margallo, se reunió con representantes de varias ONG el pasado 30 de julio. En el encuentro se acordó la creación de una comisión conjunta cuya misión será la de pactar una serie de medidas que conformen el marco de seguridad para el trabajo de las ONG en los campamentos de refugiados saharauis.

Exteriores plantea tres niveles de presencia respecto al seguimiento y ejecución de los proyectos de la cooperación española en la zona, tanto voluntaria como gubernamental. En un primer momento, actuar desde Argel. Como segunda fase, extender la presencia a la ciudad argelina de Tinduf, próxima a los campamentos. Por último, el tercer nivel, sería el retorno de los cooperantes al trabajo permanente. Pero esta última fase solo se debería contemplar, insiste el Ministerio, cuando se establezcan las medidas de seguridad adecuadas al riesgo existente en los campamentos, «condición que en estos momentos no se puede prever cuándo se producirá», aseguró un portavoz.