Isabel II saluda a Martin McGuinness en el Lyric Theatre de Belfast. Abajo, dos policías vigilan los alrededores del edificio. :: PAUL FAITH / AFP
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Otro eslabón para la paz en Ulster

El histórico encuentro de Belfast homologa a los republicanos como un partido más en la lucha por el poder en el Estado irlandés El apretón de manos entre Isabel II y McGuinness contribuye a la reconciliación en Irlanda del Norte

LONDRES. Actualizado: Guardar
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La reina Isabel II y el exdirigente del IRA Martin McGuinness se dieron la mano ayer públicamente en un acto protocolario que fue interpretado como un nuevo eslabón en el proceso de paz en Irlanda del Norte, donde la violencia se ha reducido de forma drástica en los últimos años, aunque persiste por las actividades de grupos disidentes del republicanismo irlandés.

La Reina y su marido, el duque de Edimburgo, asistieron junto al presidente de Irlanda, Michael Higgins, y su esposa, Sabina, y representantes de la clase política de la región a una recepción en un teatro de Belfast para celebrar las actividades de Cooperación Irlanda, una organización de voluntarios que promueve fórmulas para el entendimiento, especialmente entre los jóvenes, a los dos lados de la frontera.

Los jefes de Estado se reunieron privadamente con el ministro principal de Ulster, Peter Robinson, y el viceministro principal, McGuinness. Éste describió posteriormente el encuentro como «muy agradable», pero puntualizó que sigue siendo un republicano irlandés. El momento esperado, el saludo público entre la monarca y el exjefe del IRA, se produjo en la despedida.

Como dicta el protocolo, Robinson y McGuinness formaron una línea junto a otras personalidades y la pareja real y la presidencial irlandesa les saludaron. La Reina se detuvo brevemente para hablar con Robinson, y McGuinness pareció retener el gesto de dar la mano mientras hablaba a Isabel II. Le dijo en gaélico «Slán. Beannacht Dé leat», que le tradujo. Es equivalente a un «Adiós, que Dios la bendiga».

McGuinness es un hombre religioso, aunque no habla el gaélico irlandés habitualmente. La Reina mantuvo la sonrisa que es habitual en los actos protocolarios y comentaristas en los medios británicos creyeron percibir que el viceministro principal quiso hablar también con el duque, pero que éste lo habría evitado tras estrecharle la mano. Es una interpretación basada en la visión de las imágenes.

Esa lectura está avalada por la mayor proximidad del príncipe Felipe a Lord Mountbatten, su tío, que fue su protector en su juventud, cuando su familia se había disgregado; la persona también que favoreció su encuentro con la joven princesa Isabel. Fue asesinado en 1979, junto a sus acompañantes, por la explosión de una bomba en su bote de recreo, en la costa oeste de Irlanda, donde pasaba sus vacaciones, cuando McGuinness era uno de los dirigentes del IRA.

El IRA de McGuinness elaboró planes para asesinar también a la pareja real en una de sus visitas a la provincia, en los años 70, y al príncipe y la princesa de Gales, Diana, cuando asistían a un concierto del grupo musical Duran Duran, en los primeros años de su matrimonio.

Réditos políticos

El actual viceministro principal del Ejecutivo compartido en Irlanda del Norte ha afirmado que su gesto tenía como intención simbólica «la de extender la mano de la paz y de la reconciliación a todos mis hermanos y hermanas unionistas». Para la monarquía británica sella un período muy satisfactorio de restauración de las relaciones con toda la isla de Irlanda en el contexto del exitoso Jubileo de Diamante.

Según los análisis publicados con motivo de este gesto, los dirigentes de Sinn Féin refuerzan de esta manera su participación normalizada en la política constitucional, que tiene en estos momentos un solo elemento de rechazo, su abstención en el Parlamento británico de Westminster, al que presentan candidatos que, una vez elegidos, no se sientan en la Cámara de los Comunes.

McGuinness fue candidato a la presidencia de Irlanda en las elecciones del pasado año y recibió críticas porque, durante la visita de la Reina, meses antes, miembros de Sinn Féin habían lanzado globos negros como señal de protesta por su presencia. Estrechar la mano de la soberana británica homologa al partido republicano como una fuerza más en la batalla electoral por los cargos representativos del Estado irlandés.