La vida 'fixie'

La vida que nos toca ahora es como una bicicleta 'fixie'. Una palabra que la Real Academia no ha admitido en la última remesa y que da nombre a unas bicis cada vez más de moda (aunque si cada vez están más de moda es que cada vez lo están menos). Las 'fixies' son esas bicis de piñón fijo y frenos opcionales. Dos ruedas, un manillar, un sillín, un cuadro y un desarrollo. Bicicletas en esencia y en pijada. Preciosas pero carísimas si no te la has hecho tú mismo. Son muy duras, pero lo más importante es que hay que aprender otra vez a montar en bicicleta, no sirve lo que sabíamos. Hay que olvidarse del punto muerto: si la bici se mueve, los pedales se mueven. Es la idea de los anuncios del banco. Para aprender a hacer algo de forma distinta hay que desaprender. Así estamos, aprendiendo a vivir con menos sueldo, con más impuestos, andando en una bicicleta sin marchas, subiendo cuestas sin ayuda. Pero el sillín puede ser naranja fosforescente.