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De la masacre de Noruega a la quema del Corán

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El secretario general de Naciones Unidas ha evocado la Primavera Árabe como una oportunidad para profundizar en la iniciativa de la Alianza. Ban Ki-moon sostiene que las luchas que tienen lugar ahora en Siria no son, precisamente, expresión del pronosticado 'choque de civilizaciones', sino un conflicto entre un pueblo y un régimen que se aferra al poder. En este caso, sin embargo, la ONU no ha logrado avances sustanciales para detener la sangría que se está produciendo, lo que ha vuelto a cuestionar el papel de esta organización internacional. La periodista y catedrática de Ciencia Política Edurne Uriarte acaba de publicar el libro 'Desmontando el progresismo', en el que critica a este organismo, que, a su juicio, ha recibido una «inmesa legitimidad» gracias al «progresismo y especialmente al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero con su propuesta de Alianza de Civilizaciones».

Resulta evidente que el foro tiene una cierta inclinación hacia la cuestión religiosa. Hay una presencia mayoritaria de países árabes con una interpretación estricta del islám. El secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanoglu, se refirió en Estambúl a «actos odiosos como la masacre de Noruega o la quema de ejemplares del Santo Corán» como ejemplos de intolerancia.

Gonzalo de Benito, que certificó el «compromiso profundo» de España con la Alinza pese a la reducción presupuestaria, ha detallado que en este momento, el foro trabaja en cuatro grandes líneas -mujeres, jóvenes, migración y medios de comunicación- y en tres planos regionales: Mediterráneo, Europa del sur-Balcanes y Latinoamérica. A España le interesa de manera especial éste último, aunque defiende, también, que la actuación de la Alianza de Civilizaciones tenga un papel más relevante en los países árabes que han iniciado una transición hacia la democracia.