Economia

España frena la compra de biodiésel argentino por la expropiación de YPF

El Gobierno asegura que seguirá buscando apoyo internacional para proteger los intereses españoles

MADRID. Actualizado: Guardar
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Las anunciadas medidas «claras y contundentes» de réplica a la decisión argentina de expropiar YPF a la petrolera Repsol no lo son tanto, de momento. Adoptar represalias económicas no es fácil cuando se forma parte de un club, como la Unión Europea, al que se tienen cedidas las competencias sobre las políticas comerciales. El Gobierno solo ha decidido, en primera instancia, responder a la agresión poniendo freno de forma indirecta a la importación de biodiésel argentino. Según un acuerdo adoptado ayer por el Gabinete de Mariano Rajoy en Consejo de Ministros, se aplicarán cuotas de producción a las plantas españolas.

La orden, firmada por el ministro de Industria, que el Boletín Oficial del Estado publicará hoy, tiene por objeto apoyar las operaciones de refino de biodiésel por parte de las empresas españolas y de otros países comunitarios, y busca colocarlas en una situación adecuada para que puedan ofrecer su producto en condiciones competitivas. No es una iniciativa original: una orden ministerial en ese mismo sentido fue redactada en 2010 y, tras recibir el visto bueno de la Comisión Nacional de la Energía y el Consejo de Estado, nunca vio la luz.

Los fabricantes españoles denunciaron entonces que 4.000 puestos de trabajo e inversiones por importe de 1.400 millones corrían peligro por la competencia desleal de unas importaciones que han venido gozando de un régimen más favorable que las materias primas que sirven para su elaboración. Los biocarburantes tienen un mercado nacional claro: una ley de 2007 estableció que, con objetivos medioambientales, se incorporen en determinadas proporciones en la composición de gasolinas y gasóleos.

La medida supone por tanto un alivio para los productores españoles. Datos de la sección especializada de la asociación de empresas de energías renovables APPA revelan que la práctica totalidad de las importaciones de biodiésel que realiza España proceden de Argentina e Indonesia. Las originarias del país austral se han multiplicado por ocho, y ya representan un 55% del total de las compras exteriores.

Principal importador

España es el primer importador de biocombustibles argentinos: la factura de las compras de esos productos con origen en el país austral superó los 750 millones el pasado año. Las empresas nacionales del sector aseguran que, por este motivo, están trabajando a un mínimo de su capacidad. Y han venido reclamando políticas arancelarias similares a las que aplican Francia, Portugal, Bélgica o Grecia.

Cuestión distinta sería un recorte de las importaciones de soja argentina, acción que en medios no oficiales también se ha mencionado. Los ganaderos españoles se han apresurado a argumentar que no sería una medida adecuada, porque les perjudicaría en un año de especiales dificultades para alimentar a su cabaña, mientras los precios se mantienen elevados.

«El Gobierno seguirá buscando medidas y acciones de naturaleza diplomática en todos los foros porque es nuestra obligación proteger los intereses de los españoles, ya que muchos son pequeños accionistas en esa empresa», dijo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en referencia a Repsol, tras anunciar el acuerdo al término del Consejo de Ministros.

«Las medidas que hoy ha firmado el ministro de Industria son las primeras, cuando se adopten otras las comunicaremos», zanjó ante las peticiones de información sobre futuras iniciativas. Pero no está al alcance del Ejecutivo una decisión de bloqueo directo. Un Estado de la UE no puede aplicar restricciones bilaterales al comercio.

Puesto que la política comercial es común, adquiere relevancia la petición de los grupos del Parlamento Europeo a la Comisión de suspender las ventajas arancelarias concedidas a Argentina. Eurodiputados socialistas no apoyaron esa resolución y la vicepresidenta expresó su sorpresa. «A ellos les corresponde explicar los motivos», dijo, y se esforzó por resaltar «el apoyo muy amplio» conseguido con la colaboración de representantes no españoles, que la actitud de los rivales políticos del PP «no ha conseguido debilitar». «No es momento de buscar diferencias», zanjó.