Soldados rebeldes de Malí, ayer, en un estudio de televisión en Bamako. :: REUTERS
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Cae el Gobierno de Malí por el avance de los tuareg

El presidente Amadou Toure, en paradero desconocido, había pedido ayuda a París para sofocar la rebelión, vinculada con Al-Qaida

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Los militares de bajo rango que el pasado martes dieron un golpe de Estado en Malí cerraron ayer las fronteras terrestres y aéreas del país, sumido en la confusión sobre su futuro político. El denominado Comité Nacional para el Retorno de la Democracia y la Restauración del Estado hizo público ayer un comunicado en la televisión oficial en el que asumían el poder y justificaban la decisión en la presunta incapacidad del presidente Amadou Toumani Toure para aplastar la rebelión 'tuareg' que se extiende desde hace dos meses por el norte del territorio y que tiene vinculaciones con Al-Qaida.

Fuentes locales aseguran que los soldados han saqueado la sede del Ejecutivo y que se escuchan disparos en varios barrios de Bamako, la capital. France Press también afirma que una persona ha muerto y cuarenta han resultado heridas en enfrentamientos entre los golpistas y fuerzas leales al Gobierno.

No hay noticias fehacientes en torno al paradero de Toure. Los rumores señalan que ha solicitado asilo en la Embajada de Estados Unidos, aunque otros informadores aseguran que ha hallado cobijo en un campamento militar del sector afín. Tampoco se han desvelado los próximos pasos del nuevo órgano, dirigido por el capitán Amadou Haya Sanogo. El nuevo hombre fuerte ha proclamado la suspensión de la Constitución y el toque de queda, aunque no se ha pronunciado sobre la continuidad del régimen democrático. El pueblo maliense ha de elegir su nuevo presidente en unas elecciones el próximo 29 de abril.

La falta de medios materiales para enfrentarse al Movimiento Nacional de Liberación de Azawad ha sido esgrimida por los responsables de la asonada. El derrumbe del régimen libio de Muamar Gadafi ha provocado el regreso a Malí de numerosos mercenarios nativos que estaban a su servicio, bien pertrechados, y que ahora han apoyado la rebelión guerrillera. El Ejército se ha visto incapaz de responder a la ofensiva y el Gobierno incluso ha solicitado apoyo militar a París, Washington y la Cedeao, la comunidad regional de Estados de África Occidental.

La situación de Malí, uno de los países más pobres del mundo, es crítica. Al igual que la vecina Níger, enclavada igualmente en la región del Sahel, el país sufre una crisis alimentaria agravada por el desplazamiento de 200.000 habitantes de la zona septentrional, desalojados de su hogar por la guerra. El Programa Mundial de Alimentos advierte que tres millones de personas se encuentran amenazadas por el hambre y que un millón requiere una ayuda inmediata.

La instauración de estados democráticos en el Sahel también se ha visto condicionada por la miseria, la corrupción y las tensiones interétnicas. El tradicional olvido que ha padecido la región se ha visto quebrado por los alzamientos de los 'hombres azules', ligados al parecer con la irrupción de células de Al-Qaida del Magreb Islámico y la aparición de bandas de narcotraficantes.