El ministro José Ignacio Wert y la baronesa Carmen Thyssen atienden ayer a los medios de comunicación. :: EMILIO NARANJO / EFE
Sociedad

Tita Cervera prorroga un año la cesión gratuita de su colección

Las 240 piezas que conforman el grueso de los fondos de la baronesa seguirán en el Museo Thyssen-Bornemisza

MADRID. Actualizado: Guardar
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El grueso de la excepcional colección de arte de la baronesa Thyssen seguirá otro año expuesta en el museo Thyssen-Bornemisza con coste cero para el Estado. Carmen Cervera y el ministro de Cultura, Educación y Deporte, José Ignacio Wert, rubricaron el acuerdo de prórroga por segundo año de la cesión de la colección sin coste para las arcas públicas. Ambos lo anunciaron ayer con evidente satisfacción pero sin precisar cuál será el paso siguiente dentro de 12 meses.

El plazo de once años de cesión acababa en febrero de 2011 y se renovó por un año 'in extremis'. Ángeles González-Sinde era entonces la titular de Cultura, pero ni la ministra ni la baronesa se esforzaron en ocultar la ausencia de sintonía y la mutua antipatía que se deparaban. Se alcanzó, con todo, un dificultoso acuerdo de cesión gratuita por un año tras muchos dimes y diretes, duelos de abogados y un cruce de duras declaraciones que incluyó la amenaza explícita de la baronesa de vender y «embalar los cuadros» para llevarse de España las casi 500 piezas de su colección. Casi la mitad, 240, se exhiben en el suntuoso palacio de Villahermosa, remodelado y ampliado en su día para acogerlas al lado de la colección del barón Thyssen.

Doce meses después, y con nuevo Ejecutivo, la situación es muy distinta. La antipatía se ha tornado en simpatía y la sintonía fluye sin disimulos entre la baronesa y Wert. Ambos comparecieron ayer risueños y cogidos del brazo para confirmar la noticia del acuerdo en el mismo vestíbulo del museo. Lo hicieron tras una ¿cordial? reunión del patronato de la Fundación Thyssen, la primera para José Ignacio Wert, que duró apenas dos horas y que dejó aplazado al menos un mes otro de los asuntos pendientes de la institución que dirige Guillermo Solana, el nombramiento de un gerente. Paradójicamente, la prórroga del cesión no estaba en el orden del día, y sí el nombramiento del gerente, plaza vacante desde la marcha de Ángel Recio al INAEM.

«Tengo la satisfacción de anunciar que el patronato extraordinario ha tomado la determinación de aceptar la generosa oferta de la baronesa de prolongar por un año más el préstamo en condiciones gratuitas de la colección Carmen Thyssen- Bornemisza», anunciaba Wert ante las cámaras. De hecho, el acuerdo se había alcanzado el viernes y el sometimiento al patronato parecía una mera formalidad.

«Solo hemos hablado de este año. Nada más. Por el momento no se puede hablar de otra cosa», recalcó Tita Cervera, aplazando al año próximo, como el ministro, cualquier aspecto de la futura y obligada renegociación del alquiler. «Seguimos en crisis; comprendo que existe en todas partes del mundo, que no castiga solo a España y que todos debemos ayudar a que esto se lleve a cabo como sea y que salgamos de la crisis, que es lo que todos deseamos», dijo una muy sonriente y distendida baronesa.

«Estamos hablando de 458 cuadros que se están prestando otro año más. Me siento muy feliz, como el ministro, de que sea así, de que de nuevo mi colección siga aquí», apostilló Tita Cervera. No quiso la baronesa hacer sangre, y cuando se le preguntó por el palmario cambio de sintonía de la era Sinde respecto de la era Wert se limitó a apuntar que «el entendimiento sí ha sido mucho más rápido».

A finales de 2010 la aristócrata y viuda del barón rechazó una oferta de Cultura para alquilar su colección durante dos años. El precio se habría fijado en base al mismo cálculo que permitió establecer en su día el coste del alquiler de la colección del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza antes de que el Estado la adquiriera en 1993.

La intención expresa de Tita Cervera pasa por no vender ni disgregar su colección y apostar por un alquiler a largo plazo de entre 25 o 30 años con opción a compra. Sería una fórmula que permitiría a la baronesa conciliar sus propios intereses con los de sus herederos. Un ámbito, el familiar, en el que no faltan conflictos. Borja, el hijo de la baronesa, reclama la propiedad de dos cuadros de la colección, entre ellos un Goya. Francesca de Habsburgo, hija del barón, puso el grito en el cielo cuando supo que Tita quería registrar la marca Carmen Thyssen-Bornemisza y vender un Constable, una de las joyas de la colección, para hacer caja.