Merkel y Sarkozy, ayer, en Berlín. :: WOLFGANG KUMM / EFE
Economia

Merkel y Sarkozy acuerdan dotar a la UE de un pacto fiscal en dos meses

El presidente francés quiere introducir una tasa a las transacciones financieras, aunque sea en solitario

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pusieron en marcha ayer en Berlín una delicada iniciativa diplomática destinada a dotar a la Unión Europea de un pacto fiscal, a más tardar a finales de marzo, que les permita, al mismo tiempo, impulsar una ambiciosa política para luchar contra el paro y promover el crecimiento. La reunión entre ambos líderes, que tuvo lugar en la sede del Gobierno federal, dio comienzo a una ronda de negociaciones que tiene como meta impedir la implosión de la zona euro en un año caracterizado ya desde su inicio por el fantasma de la recesión y también por un calendario político que puede convertir al eje franco-alemán en una interesada alianza para promover el éxito de sus dos principales protagonistas en sus respectivos países.

Al finalizar el encuentro, Merkel y Sarkozy anunciaron que el ambicioso pacto fiscal en la UE podría firmarse en marzo y que el acuerdo para fijar un freno a la deuda sería ratificado en la próxima cumbre europea, que tendrá lugar el 30 de enero en Bruselas. La canciller declaró que las negociaciones sobre el nuevo tratado de disciplina fiscal que preparan los países de la UE, con excepción de Reino Unido, van por buen camino.

«Hay posibilidades de que la regla de oro de freno al endeudamiento pueda adoptarse este mes. Si no es posible, será como muy tarde en marzo», dijo, insistiendo de nuevo en que la consolidación presupuestaria es un elemento esencial para el futuro de la Eurozona.

Esta previsión coincidió con la realizada también ayer por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien se mostró confiado en poder finalizar las discusiones políticas para cerrar el pacto fiscal a finales de este mes, para que sea firmado en marzo y que entre en vigor en julio.

Impulsar el crecimiento

Pero Merkel y el mandatario francés pusieron énfasis ayer en una nueva vertiente que puede despertar cierta corriente de optimismo en los países que han prometido duros programas de austeridad para cumplir con las reglas escritas en Berlín y París. Ambos señalaron que en la cumbre del próximo día 30 se discutirán medidas para impulsar el crecimiento, el empleo y la competitividad.

«Deseamos que los fondos europeos de los que disponemos se pongan rápidamente al servicio del crecimiento. Queremos no solo mantener la estabilidad del euro, sino también una Europa fuerte, moderna y competitiva», dijo Merkel.

Sarkozy, que este año está enfrentado a una crucial batalla electoral para buscar la reelección, añadió por su parte que «somos conscientes de que la prioridad hoy es el crecimiento, el empleo y la competitividad de nuestro continente. Vamos a adoptar iniciativas a nivel europeo sobre el empleo y la formación de los parados, sobre la utilización de los fondos europeos al servicio del crecimiento y sobre la convergencia fiscal».

El encuentro estuvo también marcado por el deseo de Sarkozy de introducir una tasa sobre las transacciones financieras, aunque sea en solitario. Sin embargo, la Comisión Europea estima que esta declaración responde únicamente a razones electorales internas. «No hemos visto todavía ninguna propuesta francesa, solo anuncios como parte de la campaña electoral que ya está en curso en el país», dijo el portavoz de la Comisión, Mauricio Corazza.

Aunque Merkel desea que la introducción de esa tasa se haga a nivel de toda la UE o, en su defecto, en la zona euro, optó por solidarizarse con su aliado francés, al que desea que logre una nueva victoria electoral, y evitó criticar su anuncio. «La propuesta francesa es una buena iniciativa», afirmó.

La primera reunión del año de los dos paladines del euro coincidió con una señal de la fortaleza económica de Alemania. Por primera vez, el Tesoro alemán logro colocar 3.900 millones de euros en letras a seis meses con un tipo de interés medio negativo, es decir, que los inversores hasta están dispuestos a pagar por prestarle dinero. Una realidad que causa envidia en todas las capitales europeas.