Suspendida la pena de prisión de un maltratador que llevaba siete años a la espera de juicio

Tuvo que ser sacado a la fuerza de una vivienda de Chipiona donde se había refugiado su expareja después de un violento episodio de malos tratos. La presencia de vecinos no amedrentó al ahora condenado y destrozó la puerta para volver a entrar. Tuvo que llegar la Policía Local para separarlo de la mujer a la que había golpeado y amenazado. Eso ocurrió en 2004 y siete años después ha llegado la condena. Como la pena es inferior a dos años de cárcel y carece de antecedentes, la Audiencia le ha concedido al procesado la suspensión de la ejecución de la sentencia que le permite no ingresar en prisión. Dicha medida será revocada si comete delito alguno durante tres años.

El juicio, previsto para finales de octubre, no se celebró porque el acusado reconoció los hechos y aceptó la pena solicitada por el fiscal. Un año, diez meses y 15 días por dos delitos de lesiones y uno de allanamiento de morada. La sentencia de la Sección Tercera recoge que el procedimiento, que instruyó el juzgado mixto nº 3 de Sanlúcar, estuvo paralizado desde 2005 por causas no imputables al condenado. Siete años de espera que se han resuelto en una sentencia de cuatro folios.

El relato de los hechos probados comienza a las cinco de la tarde del 9 de julio de 2004, en una vivienda de Chipiona. El condenado le propinó puñetazos en el rostro y los brazos a su pareja, con la que mantenía una relación desde hacía un año. La mujer sufrió diversas contusiones y hematomas y la pérdida de un diente.

La víctima optó por marcharse de su casa y refugiarse en la de una amiga. Esa noche, el agresor se encontró con esa amiga y en la calle «le agarró fuertemente de los brazos», provocándole erosiones, con el único fin de que le dijera dónde estaba su mujer, detalla la sentencia. Cuando lo descubrió, se presentó en ese domicilio y sin autorización alguna, se metió en él y atacó a su pareja, que fue auxiliada por los vecinos.