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La enésima resurrección democristiana

Muchos desertores del partido del magnate tienen matriz católica y la UDC de Casini se ha convertido en la formación clave

ROMA. Actualizado: Guardar
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El pasado 26 de septiembre la Iglesia italiana, de gran influencia en la vida política del país, retiró oficialmente su bendición a Silvio Berlusconi, líder de un centroderecha que ha garantizado durante una década el respeto a las líneas marcadas por la jerarquía católica. Tras dos años de escándalos sexuales del primer ministro, y con la apoteosis del 'caso Ruby', donde está acusado de prostitución de menores, el presidente de los obispos italianos, Angelo Bagnasco, se mojó por fin en un discurso que censuró de lleno al magnate. Atacó «los comportamientos licenciosos y las relaciones impropias», las conductas «no solo contrarias al decoro público sino intrínsecamente tristes y vacuas».

Fue la orden de romper filas al sector católico del Pueblo de la Libertad (PDL), la formación de 'Il Cavaliere'. Los resultados están a la vista. Gran parte de las deserciones que han minado la mayoría de Berlusconi y han significado su caída proceden de ese sector. Y están engrosando el partido democristiano, la UDC de Pierferdinando Casini, o la alianza del Tercer Polo de la que forma parte. Aquí se comienza a aglutinar un proyecto de centroderecha alternativo que ya es clave en el rompecabezas político italiano.

Tan solo dos semanas después del discurso de Bagnasco, el Gobierno cayó por sorpresa en la votación de las cuentas generales del Estado. Fue el aviso de una conspiración interna en toda regla guiada por los exministros Claudio Scajola y Giuseppe Pisanu. Con unos 40 parlamentarios detrás, querían que Berlusconi abandonara y abriera el Gobierno a una alianza con el centro. No lo hizo, y al final ha caído, precisamente en la segunda votación de la misma ley. Tanto Scajola como Pisanu son de origen democristiano, pues en 1994 Forza Italia se nutrió en buena parte de los restos de la histórica Democracia Cristiana (DC), barrida por los escándalos de corrupción de Manos Limpias, además de componentes socialistas -por la misma razón-, liberales y moderados.

Ahora las cosas vuelven a su cauce original y una de las incógnitas es saber hasta qué punto esta quinta columna católica puede dinamitar desde dentro el 'berlusconismo'. Este sector no desea ir ahora a las elecciones, y si Berlusconi insiste en hacerlo tal vez se desmarquen definitivamente. Una salida en bloque de varias decenas de parlamentarios sería el apoyo que necesita la oposición para lograr un Gobierno de transición. Además la UDC de Casini se revelará decisiva. La demencial ley electoral vigente regala la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados al partido más votado, pero fragmenta el Senado y ningún partido lo dominaría. La llave la tendría Casini, tercera fuerza de equilibrio. Todos deben negociar con él.