ESPAÑA

El suicidio político en las redes sociales

MADRID. Actualizado: Guardar
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Twitter se ha cobrado su primera víctima en la campaña de las generales del 20N. Se trata de Fernando Autrán, coordinador general de Circulación y vicepresidente de diversas empresas públicas en el Ayuntamiento de Madrid. Anteayer, Autrán escribía en su Twitter: «Prisa va mal, muy mal. Más EREs».

Horas después, y pese a disculparse, el tema había sido difundido ampliamente en la red, no solo por este último 'tuit' sino también porque el revuelo había causado que se estuvieran difundiendo sus 'tuits' anteriores, donde insultaba a políticos, periodistas y banqueros con frases como «Urkullu ez de euzcadi porque ez jilipollaz», «Pero que asco (democrático) da el PNV después de 25 años recogiendo nueces (cadáveres)», «ETA vota Rubalcaba» o, en referencia a la ministra de Defensa, Carme Chacón, «pija de colegio de pago y casi no sabe ni hablar. La salva el despliegue mediático de su pareja. (...) y tú que quieres para España. Das vergüenza ajena y eso que vas de cuota», entre muchas otras lindezas. A última hora, tras comprobar la gravedad de las opiniones vertidas, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, ordenó su destitución fulminante.

No ha sido el último caso de incontinencia expresiva en las redes sociales. Tan solo veinticuatro horas después, en Baleares, la candidata suplente del PP en la lista al Senado por Mallorca, Francisca Pol, ha tenido que presentar su dimisión después del fotomontaje que publicó en su página de Facebook de la ministra Carme Chacón. Pol rescató un fotomontaje que hacía meses había circulado por Internet en el que se veía a la ministra con un pecho desnudo. Debajo de la imagen la candidata al Senado había escrito: «Lo que tiene que hacer una ministra del PSOE para ganar votos». Inmediatamente después de colgarlo, la imagen fue ampliamente difundida a través de Facebook y de Twitter, con lo que, a pesar de que Pol la borró y pidió «mil disculpas» («es un puro montaje falso que circula en la red y que de inmediato retiré, al caer en la cuenta de que era una broma de muy mal gusto e inoportuna»), el daño ya estaba hecho.

Las redes sociales ya se habían cobrado anteriormente otros despidos por criticar al jefe en Facebook o en Twitter, y no hay que ir muy lejos en política, cuando el año pasado Stuart MacLennan, un candidato laborista a las elecciones británicas, fue destituido por escribir frases en su Twitter como «creo que estoy completamente sobrio por primera vez en 4 días» y por definir a los ancianos como «los que esquivan los ataúdes» o a una mujer obesa como «la vaca más fea que he visto».

Con los casos de Autrán y Pol, se demuestra que los políticos no se quedan al margen. Estos deben saber el alcance y el impacto que tiene mostrar sus ideas en las redes, ya que en la gestión de sus perfiles siguen siendo representantes públicos, al igual que en plena calle. Son personas reconocidas y, por tanto, lo que dicen es visto por muchísima gente, que también lo difunde. Es más, en las redes, cualquier error suyo es mucho más visible que el error de cualquier otra persona.

Lo que Autrán y Pol han demostrado con su manejo en redes sociales es que estas no influyen solamente en su reputación digital, sino también en la personal. Ya no hay diferencias entre una reputación u otra. Las redes sociales han demostrado tener mayor capacidad de memoria y menor indulgencia con los errores cometidos por los representantes públicos. Y esto en la campaña electoral debería estar en la cabeza de cualquier político antes de darle a la tecla 'Enter'.