Sociedad

Luis Alberto de Cuenca reflexiona sobre el arte de traducir poemas

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Mauricio Gil Cano fue el encargado ayer de pronunciar la conferencia que Luis Alberto de Cuenca tenía previsto impartir a primera hora de la mañana de ayer. Debido a un problema familiar, el filólogo, poeta y traductor no pudo viajar a su cita con Jerez pero sí quiso compartir con los asistentes sus palabras aunque fueran leídas por el que iba a ser, en condiciones normales, su presentador. «Luis Alberto de Cuenca es un gran poeta pero también un gran traductor», dijo Gil Cano, que estuvo acompañado en la mesa por Josefa Parra.

En su conferencia, el filólogo reflexiona sobre el arte de traducir y «sobre el significado que tenía para él» ya que «era como reescribir el poema». El texto hizo un recorrido exhaustivo por sus traducciones poéticas y sus propios poemas, algunos de los cuales se leyeron también en la intervención. Su vasto conocimiento literario y de diferentes lenguas lo ha convertido no solo en traductor de textos grecolatinos sino otros muy diferentes, como la literatura fantástica de los siglos XVIII y XIX.

Luis Alberto de Cuenca puso el acento en que «cada generación de escritores y traductores españoles debe realizar el esfuerzo de enfrentarse con las quimeras y ofrecerlas a sus coetáneos alumbradas por la perenne luz del entusiasmo y la complicidad».

«Las traducciones han nacido para morir, como todo lo que nace, y es preciso sustituirlas cada cierto tiempo porque envejecen prematuramente», señaló Luis Alberto de Cuenca. «Para mí traducir un texto poético es un acto de complicidad manifiesto: el poema elegido se convierte de alguna forma en un poema propio», sentenció el traductor.