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El Vaporcito sale del agua y es remolcado hacia un futuro incierto

Un gran operativo de diez horas rescata a la motonave tras un mes hundida en el muelle

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Emerge de las aguas del cantil del Muelle Reina Victoria con el puente de mando plagado de lodos del fondo del Puerto. Las puertas desvencijadas, los cristales rotos, los pasamanos oxidados otorgan un aspecto siniestro al Vaporcito de El Puerto. Hasta las letras que componen 'Adriano III, Cádiz' han perdido el fulgor de antaño. Despojado de pabellón, salvavidas y personas, parece un buque fantasma, ni la sombra de lo que fue, que comienza a navega arrastrado por un remolcador. Difícil creer que el nexo emocional entre Cádiz y El Puerto desapareció en ese mismo punto hace exactamente cuatro semanas. El día en el que se cumplían 28 días de su hundimiento, a las 12.08 horas, el Vapor de El Puerto regresó a la superficie.

Lo hizo en una operación compleja, valorada en 26.000 euros y con un despliegue material y humano tan solo comparable al mediático. Desde las 7.00 a las 17.00 horas se extendieron los trabajos de la empresa Divership, coordinados por el ingeniero naval José Ruiz Cortes y pagados de forma subsidiaria por la Autoridad Portuaria.

El reloj de la operación se puso en marcha con los primeros movimientos de las grúas. A primera hora de la mañana, las cabeza de una de las máquinas dejaba caer la primera eslinga (una maroma provista de ganchos para levantar grandes pesos) al mar. Comenzaba una operación en la popa del barco que horas después se repetiría en la proa. Dos buzos se encargaron de pasar bajo el casco del barco (gracias al dragado realizado en el lodo en el que se encontraba anclado el barco) la eslinga para devolver el cabo de la maroma a la superficie y fijarlo al contrafuerte de la grúa.

Con este trabajo que se extendió durante dos horas, quedó fijada la parte posterior del Vapor. Aún quedaba repetir el proceso en la zona de proa para dejar a la embarcación embragada y lista para el izado, «la parte más delicada de la operación», como puntualizó el presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Barra, en una comparecencia realizada durante el operativo.

Y es que el momento crítico del reflotamiento del Vaporcito se vivió cuando hubo que despegar de los lodos del muelle a la embarcación, encallada unos 80 centímetros. Un total de 120 toneladas por subir sobre las que «el fondo ejercía un efecto de succión, como si pesara más», tal y como explicó tras los trabajos el ingeniero encargado del proyecto, José Ruiz, de Diseños y Proyectos Navales, S. L. Precisamente para neutralizar este empuje inverso, los buzos se vieron obligados a inyectar aire a presión en el casco. Unos esfuerzo que hicieron posible que a partir del mediodía la antigua chimenea y el puente de mando, desgajado de su segunda cubierta, aparecieran en la superficie. Comenzaba el achique de agua que se llevó buena parte de los trabajos, junto con el sellado de las fisuras del casco que aún quedaban por cerrar.

Llegó el momento también de evaluar daños para descubrir que, a pesar del aparente deterioro exterior, «la estructura se encontraba en buen estado». «Lo que se encuentra peor es la superficie de cubierta que ha quedado durante todos estos días flotando», explicó el ingeniero naval.

Todo ello en un barco de madera de 1956 que exigía unos trabajos «más delicados» que obligaron «a reforzar el interior para evitar que al comprimir las eslingas pudiera romper la madera». Un contratiempo que se salvó al igual que el achique de agua mientras el Vapor permanecía suspendido por las grúas. Poco a poco se obró el milagro y la línea de flotación subía y la tensión de las maromas fue dando paso a la autonomía absoluta de la embarcación para soportarse sobre el agua.

Salida del Puerto

A las 4.35 horas el Vaporcito del Puerto volvió a flotar por si mismo, después de casi un mes en el fondo del muelle y la autoridad portuaria cumplía con su parte del trato. y es que tal y como explicó Barra, en una reunión celebrada el pasado viernes entre Capitanía Marítima Autoridad Portuaria y el armador se tomó la decisión de que la institución gestora del Puerto se hiciera cargo del izado y reflotamiento «de forma subsidiaria» y ante la imposibilidad de que lo hiciera el propietario.

Unos 27.000 euros más IVA «que alguien tendrá que pagar», como matizó la concejal de Turismo de El Puerto, Patricia Ybarra, presente también en el izado. Aunque reflotamiento y remolque formaban parte de un mismo proyecto dirigido por Ruiz, la segunda parte recayó en manos del armador.

En torno a las 17 horas, y tras realizar unas pruebas de flotabilidad, el remolcador 'Obama' se llevó al Vaporcito por un camino diferente al habitual. La motonave atravesó la bocana del Puerto para girar a la derecha en dirección a San Fernando. Allí, el dueño tiene contratado un dique seco en Navantia para depositar al Vapor.

'Dique seco', una expresión marinera con doble acepción coloquial que ayer sonaba más certera que nunca. Porque el futuro del Vaporcito pintaba ayer más incierto que nunca. El reflotamiento terminó con éxito y el remolque llegó a su destino. Pero el sabor de la jornada era agridulce, sobre todo si se contemplaba la silueta fantasmagórica en el horizonte del Puerto. Imposible no pensar en ser testigo del último viaje del Vapor. Al menos por un largo lapso de tiempo.