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EL LLANTO DE LOS HOSTELEROS

Los empresarios vuelven a entonar la canción del fracaso sin asumir que el problema está en la calidad del servicio

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Los hosteleros gaditanos siguen anclados en la queja permanente, en esa depresión latente que aburre a quienes hacen uso estos días de los bares y terrazas con la única intención de pasar un buen rato y que, sin embargo, reciben un servicio que roza lo lamentable. Repiten cada verano la misma canción del fracaso como si fuera una letanía. Un verano más, los empresarios de la hostelería vuelven a mirarse el ombligo y a embarcar la responsabilidad de su frustración en tejado ajeno. Esta semana hemos asistido atónitos a su particular llamada de atención sobre la caída de las ventas en más de un 30% colocando a la Junta en el blanco de sus críticas por el tema de los horarios. Los hosteleros están convencidos de que una ampliación en el horario de cierre de los bares y terrazas les llevaría a mejorar el negocio durante el verano. Esta es la medicina que quieren administrar para curar la herida del descalabro económico de la temporada. Sin embargo, el problema de la hostelería gaditana va más allá de una simple cuestión horaria. No por cerrar más tarde se va a ganar más dinero. La decepción de la hostelería de la provincia radica en un problema de fondo larvado desde hace años y que muy pocos asumen. El sector necesita auténticos profesionales que combatan la desidia, el mal humor y los desplantes. De poco sirve abrir hasta las dos de la madrugada si el servicio es una calamidad donde la justificación que ofrece el responsable del local no es otra que «estamos cortos de personal; tenga paciencia que ya le atenderemos». El cliente no busca la adulación ni el golpe en la espalda. Al contrario, requiere un servicio correcto en el trato y de calidad en la oferta que se ajuste al precio que paga. El déficit de la hostelería provincial ha traspasado fronteras y, lamentablemente, internet es un altavoz que amplifica el descontento. Igual que la manida cantinela del fracaso que entonan los empresarios cada temporada ya se ha empezado a extender esa dura coletilla que describe una penosa situación, es decir, se valora la Costa de la Luz, pero se suspende su servicio al público. No hay más sordo que el que no quiere oir ni más ciego que el que no quiere ver. Los empresarios tienen que reflexionar sobre este aspecto que mancha el curriculum de la provincia. No consiste solo en despejar balones, eludir responsabilidades y echar la culpa al primero que pasa. El sector servicios lidera el desempleo en la provincia con 80.404 parados, pero al mismo tiempo se ha convertido en el pilar de la economía gaditana tras el hundimiento de la construcción y los vaivenes de la industria. Este sector ha evitado en los cuatro últimos meses una subida del paro en Cádiz. Gracias al turismo han aumentado las contrataciones. Pero son temporales y nada profesionales.