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ADÚLTEROS

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Polémica: hay ahora mismo en pantalla un anuncio de una empresa de celestineo, Ashley Madison, cuyo negocio es promover infidelidades sexuales. Sí, lo que usted lee: es una agencia de adulterios o, como ellos dicen, de «relaciones extramatrimoniales». El anuncio ya ha sido emitido por La Sexta y nada menos que durante la carrera de Fórmula 1 del pasado domingo, a las dos y a las tres de la tarde (sí, de la tarde: para los niños). Antena 3, Cuatro y Telecinco han decidido no emitir ese anuncio. El adulterio dejó de ser delito penal hace mucho tiempo. El cónyuge infiel dejó de arriesgarse a una pena de cárcel. En general, todo el mundo saludó eso como un progreso. Pero, claro, la trivialización de la infidelidad empujaba de manera natural a que la parte perjudicada pidiera una satisfacción. O sea que después de despenalizar el adulterio era inevitable legalizar el divorcio. De todo eso hace más de treinta años. Ahora estamos en fases mucho más avanzadas del proceso: la libre recomendación pública de la infidelidad, lo cual sin duda es un paso significativo. ¿Hacia dónde? Como siempre, hacia la fragilidad del lazo matrimonial, que al final es lo que está en juego. La ideología dominante cree que esto es bueno. Pero es el típico asunto que depende siempre del punto de vista. La infidelidad, por ejemplo, es una excitante aventura si uno se pone en la piel del infiel, pero es una canallada inaceptable si uno se pone en el lugar del cónyuge traicionado. En ese sentido, uno entiende perfectamente los escrúpulos morales -porque son morales, y no hay nada malo en ello- de Antena 3, Telecinco y Cuatro. Por una vez y sin que sirva de precedente, hay que elogiar a estos canales por su sensibilidad. Y por las mismas razones, hay que propinar un sonoro capón a La Sexta, que no solo ha hecho publicidad de la infidelidad, sino que además -y esto es lo realmente grave- ha emitido el anuncio de marras en un programa de máxima audiencia, en horario protegido y ante numeroso público menor de edad. Luego se enfadan si les llamas nihilistas. Es que no son otra cosa.