Economia

Giro social de la Unión Europea para evitar la debacle en Grecia

Barroso ofrece flexibilizar los multimillonarios fondos estructurales para estimular el crecimiento y combatir el paro

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La Unión Europea empezó a desplegar ayer toda su influencia para evitar la debacle en Grecia. Consciente de que en los próximos diez días se decide el futuro económico del país y por extensión la estabilidad del euro, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ofreció a los griegos la punta del iceberg de un multimillonario plan de ayudas sociales. Las subvenciones, que se estudiarán en la cumbre de líderes europeos de mañana y el viernes, se entregarían a cambio de la aprobación del durísimo paquete de recortes exigido a Atenas para hacer frente a la crisis de la deuda.

«No hay alternativa. Si alguien piensa que sin el programa de ajustes se podrá encontrar otra cosa o que hay un plan B es falso». Barroso se expresó con esta claridad en referencia a las últimas condiciones impuestas por los ministros europeos de Economía al Gobierno griego. Si el próximo martes el Parlamento rechaza los recortes -cifrados en 78.000 millones de euros hasta 2015-, la UE y el FMI suspenderán la entrega de fondos procedentes del rescate pactado hace un año. Esta decisión conduciría a la bancarrota a Atenas y, según el propio presidente de la Comisión, el resto de Europa podría prepararse para otro Lehman Brothers.

Con semejante panorama por delante, el jefe del Ejecutivo comunitario empezó a tocar distintos puntos sensibles para que Grecia no se vaya a pique. Tras «rendir tributo» al «coraje» del primer ministro, que anoche se enfrentaba a una moción de confianza, Barroso señaló directamente al principal partido de la oposición, el conservador Nueva Democracia. «Llamo de nuevo a que se forje un consenso nacional para que haya credibilidad en las reformas», proclamó convencido de que el país «vive un momento extremadamente crítico».

Guiño a las protestas

El gran guiño de Barroso, sin embargo, fue para las miles de personas que se manifiestan desde hace meses en Grecia en contra de los ajustes. A ellos les recordó que la UE cuenta con un cañón de subvenciones multimillonarias que desde hace años ayudan a reducir las diferencias entre los países ricos y pobres. Los llamados fondos estructurales, que en el periodo 2007-2013 ascienden a 347.000 millones de euros -más de tres veces el actual rescate griego-, podrían utilizarse como trampolín para acelerar la recuperación y luchar contra el desempleo.

El presidente de la Comisión se comprometió a poner sobre la mesa la flexibilización de estos fondos en la cumbre de líderes europeos que se celebra mañana y el viernes en Bruselas. Su objetivo es que los mandatarios de los Veintisiete discutan un «programa de emergencia» para Grecia y demuestren que no solo están dispuestos a exigir sacrificios. «Hay esperanza y soluciones al final de este difícil camino», remarcó en consonancia con el jefe del Eurogrupo. Jean-Claude Juncker lanzó un mensaje de corte social a los manifestantes al subrayar el lunes que se debería pensar en medidas para impulsar el crecimiento del país.

Barroso recogió el guante lanzado por el representante de la zona euro y planteó un primer desembolso de 1.000 millones. Este dinero se adelantaría de los fondos estructurales adjudicados a Grecia hasta 2013. En total, el país heleno debería recibir 20.200 millones hasta entonces, pero apenas le han llegado 4.900. Al parecer, el país tiene dificultades para poner su parte en los proyectos confinanciados con estas partidas. Por ello, el líder de la Comisión también ofreció apoyo técnico a Atenas para ayudarle a sacar el máximo provecho a las subvenciones.

Los fondos estructurales se utilizan principalmente para sufragar grandes infraestructuras, ayudar a las pymes y defender el medio ambiente. Barroso abogó por enfocar las subvenciones hacia aspectos «estratégicos» para estimular la competitividad y reducir el desempleo. Una de las razones que se esgrimen para justificar el castigo de los mercados a la deuda griega es la profunda recesión del país. El año pasado su PIB cayó un escalofriante 4,5% y la tasa de paro rebasa el 14%.