El autor gaditano, ayer, en Las Libreras, momentos antes de la presentación de la novela. :: VÍCTOR LÓPEZ
LITERATURA

«Vivimos en una sociedad hipócrita que llama a la maldad, locura»

El profesor gaditano reúne a Hitler con Georg Elser, el fallido asesino del Führer, en su primera novela, 'Once minutos' Rafael Sierra Escritor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Un libro valiente. El profesor gaditano Rafael Sierra (Amsterdam, Holanda, 1963) se estrena en la novela con 'Once minutos' (Absalon), una obra con trasfondo histórico que recrea una conversación ficticia entre Hitler y su fallido asesino, Georg Elser. Un intento por recordar a las víctimas del Nazismo, un híbrido entre historia y ensayo filosófico, que trata de sacudir las conciencias y los corazones indolentes. Y es también una obra que ha servido de base teatral para la compañía vasca El beso, que muy probablemente estará en Cádiz a finales del verano. En soledad o en la butaca compartida, 'Once minutos' es una oportunidad para conocer a este profesor de Geografía e Historia en Arcos que ama la lectura y que se ha embarcado de la mano de Absalon en el no menos apasionante universo de la escritura. Ayer, el gaditano presentó la novela en Las Libreras y el próximo 8 de mayo estará en el stand de la librería Manuel de Falla, en el marco de una nueva edición de la Feria del Libro de Cádiz.

-Se estrena en la novela nada más y nada menos que con Hitler de protagonista, ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en 'Once minutos'?

-Toda la ambientación, las fechas, las distancias kilométricas y los nombres son ciertos. Lo que es ficticio es el encuentro y la conversación que mantienen en el libro el 'Führer' y Georg Elser.

-Durante esa cita, los personajes se convierten en personas...

-En ese encuentro cada uno decide abandonar sus papeles y hablar de sus ideas durante toda una noche, sin etiquetas.

-Adolf Hitler pasó a la historia como un genocida pero, ¿quién era Georg Elser?

-Era un hombre común, un carpintero con un hijo, un hombre que no pertenecía a ningún grupo terrorista ni trabajaba para los servicios secretos británico. Fue un hombre que solo, sin apoyos, planeó el asesinato de la persona que él entendía era un tirano.

-Eso es irrefutable, le falló el plan...

-Hitler se libró por poco: el 8 de noviembre de 1939, la bomba colocada en la cervecería de Munich en la que Hitler pronunciaba un discurso, estalló solo once minutos después de que hubiera salido del local.

-¿Qué pretende al resucitar ese intento frustrado?

-Saldar una deuda, contar que el genocida se salvó solo por once minutos. Quiero reivindicar la figura de Elser y la de los millones de personas que murieron durante el Nazismo.

-¿Es imposible que las generaciones posteriores a estas cruentas etapas de la historia estén totalmente sensibilizadas con ellas?

-Soy enseñante, maestro o profesor, como se diga ahora. Tengo alumnos de 16 años y no tienen ni idea de estos temas. No saben que murieron 60 millones de personas durante la guerra, por ejemplo, y me produce una profunda tristeza. Olvidar a las víctimas es otorgarle la victoria a los verdugos. Me parece injusto, por eso paro el temario y dedico una semana a explicar y mostrar ese horror.

-Hay muy pocos personajes en esta obra, de hecho es un diálogo continuo, ¿cómo afronta un escritor la tarea de dibujar con palabras al mismísimo Hitler?

-Hay muchísimo escrito sobre él. Documentos realizados por sus guardaespaldas, secretarios y otros personajes cercanos que reflejan su personalidad o la concepción que tenía sobre temas como el arte o el amor. Además, hay en el libro varias referencias a su niñez en Austria , a su familia y a Eva Braun. Con toda esta información he podido construir al personaje, sobre Elser apenas hay escrito algo y me ha costado más.

-Hitler era un loco, un tirano o un hombre como cualquier otro.

-Vivimos en una sociedad hipócrita que llama a la maldad locura. Él no era un loco, ni mucho menos. Eso sí, todos compartimos su naturaleza, en todos está la maldad y la bondad. Esa es la naturaleza del hombre y la filosofía intrínseca del dictador.

-La humanidad está plagada de 'Hitlers'....

-Es un personaje que se repite mucho, sí. Por ejemplo, Julio César. Ha pasado a la historia como un genio de la humanidad porque ganó una guerra, una guerra en la que, por cierto, asesinó a cuatro millones de galos. La historia, lamentablemente, la hace quien la gana.

-Insiste en reivindicar y dar voz a los olvidados.

-Imagino a una familia, desnuda, en la cámara de gas, abrazados. Creo que en ese momento el único consuelo que les quedaba era pensar en que no iban a ser olvidados en el futuro, que no iban a ser asesinados vilmente.

-Hasta 'Once minutos' solo había escrito relatos cortos, ¿cómo ha sido el salto? ¿ha tardado mucho?

-Es difícil cuando te acostumbras a decir muchas cosas en poco espacio, ampliar la escritura, pero creo que el resultado ha sido satisfactorio. He tardado relativamente poco en escribirlo, mucho más en pensarlo. Suelo concebir las obras en mi interior, medito mucho y maduro todas las ideas y los personajes antes de coger la pluma. Todo eso es lo que hay entre el «Buenas noches señor Elser», «buenas noches señor Hitler», que es el inicio, y las mismas frases, con las que también acabo el libro.

-Ahora que ya ha abierto la veda, ¿alguna idea para otra obra?

-Tengo en mente otra historia con personajes reales en la que también introduzco ficción, solo que en la próxima ocasión quiero dar voz a una mujer. De todas maneras, he de decir que me gusta más leer que escribir, me considero un excelente lector.

-¿Cree que ha entrado con buen pie en el mercado del libro?

-Es cierto que la lectura hoy por hoy no es demasiado popular y que la crisis está afectando a la industria. De todas formas, yo no me puedo quejar, estoy contento. Además, la adaptación teatral le ha dado un impulso muy grande.