Tribuna

Nueva Rumasa, mismo patrón

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La publicación de la correspondencia entre el patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz Mateos, y el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, a quien aquél adeuda unos 200 millones de euros, ponen de manifiesto la peculiar manera de hacer negocios de quien por segunda vez ha construido un imperio con pies de barro. Si en su primer fracaso, que concluyó con la expropiación de Rumasa en 1983, Ruiz Mateos señaló como culpables de su infortunio a Luis Valls Taberner y al Banco Popular, ahora son Emilio Botín y el Santander los destinatarios de sus invectivas. El hecho de que se haya conocido que la familia Ruiz Mateos intentó garantizar nuevos créditos con sus existencias de brandy jerezano da una idea del exotismo comercial de esta saga familiar, que sin embargo ha conseguido embaucar a numerosos incautos que tendrán muy difícil recuperar su dinero. Los propietarios de Nueva Rumasa anuncian querellas contra el Santander, que no parecen tener fundamento alguno, pero más bien serán ellos quienes tendrán que responder de una aventura fallida de aspecto fraudulento que, lamentablemente, concluirá incrementando las listas del desempleo.