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Deferr se retira: «No voy a competir para perder»

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Maradona de la gimnasia. Así bautizó el entrenador Alfredo Hueto a un joven Gervasio Deferr. Las tres medallas olímpicas -dos oros y una plata- en otros tantos Juegos avalan ese calificativo. Ayer lunes, el campeón español hizo oficial su despedida. ¿Las razones? Su cuerpo ha dicho basta tras años de durísimos entrenamientos y lesiones. «He dado todo lo que tenía durante 25 años. No voy a competir para perder. Si no he perdido nunca, no me puedo retirar perdiendo. Sería demasiado doloroso para mí. En Londres 2012 luchar por ganar es prácticamente imposible». Se puede decir más alto pero no más claro.

Deferr era un niño muy inquieto. Se subía por los árboles o los contenedores. Su padre decidió apuntarle a gimnasia para que dejara esa hiperactividad. Los entrenadores descubrieron pronto que tenían un diamante en bruto. Dejó su Premiá natal y se marchó a Barcelona. Allí conoció a Alfredo Hueto, el entrenador que más años ha estado a su lado. ·Le descubrí por pura intuición·, ha declarado en múltiples ocasiones.

Y es que su fuerte carácter, rebelde para sus técnicos e inconformista según él, le convirtió en un deportista especial. Su sistema de preparar las competiciones no era muy ortodoxo para desesperación de sus entrenadores. «Nunca me he llevado muy bien con ellos», aseguró Deferr entre risas durante su despedida. «He tenido que aprender a ser disciplinado», afirmó Gervasio. Sin embargo, su clase salía a relucir en los campeonatos. En los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 conquistó la medalla de oro en salto. «Gervasio nos quitó los complejos», aseguró el gimnasta Víctor Cano. Hasta entonces, subirse al podio en una cita olímpica parecía una quimera para un gimnasta español. Reeditó el triunfo en Atenas'04, y también plata en Pekín'08.