Opinion

Cádiz y un visitante académico extranjero

PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE CIENCIA Y ARTE KAKTUS Actualizado: Guardar
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Qué playa tan curiosa!, pensaría aquel navegante fenicio acercándose a unas tierras costeras desconocidas para su civilización marítima. Parece que aquí solamente hay gente autóctona. Veremos cómo me acogen, un forastero con costumbres y bebidas exóticas. De todas formas, las playas como ésta siempre han resultado fáciles para el desembarco. Yo llegué tres mil años más tarde, y también descubrí Gades como un espacio marítimo muy agradable. Ya había visitado la Costa del Sol varias veces, pero en vuestras tierras me alegré especialmente al no encontrar tanto turismo extranjero. A mí me parece que aquí viven y pasan las vacaciones los españoles, independientemente de su lugar de procedencia y de cuándo hayan llegado. En cierto sentido, Cádiz me recordaba a Guanajuato, en México. El ambiente de ambas ciudades es una curiosa mixtura del conservadurismo que conoce su historia y el liberalismo propio de una ciudad universitaria y artística.

Para un investigador históricamente orientado, debo señalar que Cádiz ofrece buenas posibilidades como un sitio académico, abierto, vivo y dinámico, y constituye un objeto de investigación en sí mismo. Dejando a un lado si pensamos que nuestras vidas estén predeterminadas o no, puedo decir que mis estancias en esta ciudad han sido el resultado de una feliz coincidencia, al ver en el ciberespacio un anuncio del Seminario Internacional 'Nuestro Patrimonio Común' (NPC). Los sucesivos Seminarios NPC, organizados por la Asociación de Historia Actual y encabezados por el profesor Julio Pérez Serrano de la Universidad de Cádiz, que el pasado mes de noviembre cumplieron su décima edición, me han abierto una ventana interesantísima a la vida universitaria española. Además de su amplio programa internacional, me han brindado la posibilidad de aprender mucho sobre la historia y la actualidad de España.

Siempre me interesó el arte de la vida relacionado con el Mediterráneo, así como la interpretación histórica que ofrece el historiador francés Fernand Braudel, conocido no sólo por su visión mundial, sino también por el interés que muestra en la vida ordinaria y cotidiana de los seres humanos de este entorno. A mí me atrae también la orientación atlántica, y Cádiz se sitúa en la encrucijada de todas estas esferas. La civilización humana (o su falta), tal como la conocemos hoy en día, la han definido como capitalista. Independientemente de las semánticas académicas relacionadas con este concepto, Cádiz ha jugado un rol importante en el desarrollo de la civilización capitalista mundial, el cual se ha interpretado durante las últimas décadas con el concepto de globalización o mundialización.

Las diversas opiniones en relación al nacimiento de esta civilización varían mucho. Unas subrayan la importancia de la plata procedente de América y su canalización internacional a través de los financieros genoveses. Otras ponen más énfasis en la revolución industrial y conceden mayor protagonismo al oro de Brasil y a Inglaterra como interlocutores destacados de este proceso. Aunque ambas interpretaciones pueden ser justificadas de una manera coherente, mi posición siempre ha estado más cerca de la primera, subrayando el rol de la plata. Sea como fuere, hay otros autores, como André Gunder Frank, al que estuvo dedicado el 5 NPC (primero en el que yo participé), quienes piensan que la civilización capitalista es mucho más vieja, por eso, se puede pensar que todas las interpretaciones anteriormente mencionadas están relacionadas con una fase de esta civilización capitalista.

Supuestamente, con los fenicios llegaron también los vinos a la Península Ibérica. Como explica, por ejemplo, José Peñin en su 'Historia del Vino', el vino ha sido, a lo largo de la historia, el néctar de los dioses, la bebida preferida por las capas altas así como por los poetas y filósofos y, más tarde, la bebida de la denominada gente ordinaria. Además de ser un producto comercial importante para España, Andalucía y el entorno que rodea a Cádiz, el vino también formó parte de la vida mediterránea (y atlántica) mucho antes que nosotros, bárbaros del Norte, aprendiéramos a conocerlo. Y todavía hoy, aunque se suele decir que los hábitos del beber se han 'europeizado', la Europa del Norte sigue siendo una zona de bebidas más fuertes y de cerveza.

Cádiz, así como la región del Mediterráneo, es un área donde la comida es un factor importante de la vida. ¿Se han preguntado si un hombre vive para comer o come para vivir? Para los habitantes de Biafra en los años setenta la respuesta resultaba fácil. Sin embargo, parece claro que, como un derivado de la vida civilizada y el clima, el arte de la comida siempre ha estado más valorado en el Sur de Europa que en el Norte. Deberíamos cuestionarnos qué entendemos por civilización. ¿Era civilizada la Grecia antigua, su vida material, la cual era sostenida por los esclavos? Es famosa la idea de André Gunder Frank referente a que la otra cara de la moneda de civilización es la barbarie. Pienso que Gunder Frank suavizaba el asunto, y podemos decir que, hasta la fecha, la civilización misma ha sido bárbara. Sin embargo, aplicando un entendimiento más general, yo opino que la Europa del Norte, donde se aplica más rigurosamente la ideología de eficiencia, está actualmente más cerca de la barbarie que el mundo Mediterráneo; aquí las tradiciones del arte de la vida prevalecen mucho más, aunque, para todos, la vida no es solamente una cuestión artística.

En Cádiz, y en Andalucía, se siente, como digo, la presencia del arte de la vida: con el vino, la comida, la alegría, las relaciones interpersonales; en cierto sentido, que vivir la vida vale la pena. Al mismo tiempo, a mí me parece -puede que sea por el elemento conservador- que aquí también se deja un amplio espacio para el individuo, algo muy importante para nosotros, gentes de tierras con poca densidad humana.

Como han podido apreciar, la respuesta de este visitante, que todavía conoce poco la vida en Cádiz, a la pregunta de si esta ciudad forma parte de la civilización, es afirmativa. Si es idéntica la opinión de los gaditanos, son ellos mismos quienes están mucho más capacitados para responder.