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Dos detenidos tras una violenta pelea en una discoteca de Chiclana

Uno de los implicados es un preso que estaba de permiso y a quien le imputan una agresión con arma blanca al portero del local

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Dos personas fueron detenidas en la madrugada del sábado tras protagonizar una violenta pelea en una discoteca de Chiclana. Un portero del establecimiento y un cliente se denunciaron mutuamente y han acabado en los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de la localidad.

Según fuentes de la Benemérita no está del todo claro cuál es el origen de la pelea en el local K3, situado en el extrarradio chiclanero, en la zona de Los Gallos. Lo cierto es que estalló una reyerta en la que hubo, al menos, un arma blanca de por medio. El cliente detenido recibió numerosos golpes, sobre todo en el rostro, que le provocaron una fractura nasal y otros daños severos en la cara.

Según consta en la denuncia presentada por un portero de esta discoteca, cuando trató de mediar en la disputa entre varios clientes, J. A. R. P, de 34 años, se abalanzó sobre él y le propinó dos puñaladas en la zona del estómago y un corte en un brazo. Sin embargo, este individuo lo responsabiliza de las lesiones que presenta en el rostro y también lo denunció; lo que ha provocado el inmediato arresto de ambos por un delito de lesiones.

Un rebrote

La pelea estuvo a punto de tener un segundo capítulo en el centro de salud de La Longuera. Hasta allí se trasladaron por sus propios medios ambos heridos. Según confirmaron fuentes oficiales, F. J. C. M, de 28 años, reconoció al cliente que supuestamente le había apuñalado y alertó a una pareja de la Guardia Civil que detuvo a J. A. R. P. antes de que abandonara las instalaciones. Cuando fue conducido a dependencias policiales, esta persona formuló denuncia contra el portero, quien había sido enviado al Clínico de Puerto Real. Allí se le comunicaba su nueva condición como detenido. Su estado no reviste gravedad alguna.

Se da la circunstancia que el cliente apresado, J. A. R. P, es un preso de tercer grado que cumple condena en Puerto II, aunque los fines de semana puede salir a la calle. Además tiene impuesta una pulsera de control remoto para impedir que eluda su obligación de regresar a prisión.