Opinion

Crisis con salida única

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La crisis del euro está alcanzando una dimensión gigante y de modo acelerado. Una vez que Irlanda ha pedido la asistencia financiera al fondo de rescate europeo, siguiendo los pasos hace unos meses de Grecia, los mercados han centrado su atención enseguida sobre los serios problemas de endeudamiento de Portugal y España y la falta de reformas económicas en ambos países. La crisis financiera ha sorprendido a una UE ensimismada que no había terminado de completar un gobierno económico en torno al euro. No obstante, este año 2010 se han tomado en Bruselas decisiones muy importantes para hacer frente a estos déficits, desde la creación del fondo de rescate mencionado a la puesta en marcha de autoridades europeas de supervisión de los mercados financiero. Y ello, a pesar de las dificultades políticas que existen para centralizar nuevos poderes, ya que el proceso de integración ha perdido atractivo y dinamismo. Las medidas europeas por ahora no han servido para calmar las aguas y todo apunta a que cada país tiene que demostrar su capacidad de afrontar la crisis y no esperar a que otros lo rescaten. Nuestro país está viendo estos días como la prima de riesgo se ha disparado y llega a un máximo histórico, mientras muchos inversores internacionales deciden dejar de financiarnos. La situación indica que España podría verse obligada a reestructurar su deuda en algún momento. Nadie sabe con certeza si el fondo de rescate existente sería suficiente en el caso español y si esta hipotética suspensión de pagos, que se llevaría por delante al prestigio internacional de nuestro país, dañaría de forma irreparable la viabilidad de la moneda única. Una manera teórica de afrontar esta crisis sería la creación de un gobierno económico federal a escala europea, pero el clima político en los principales países de la Unión es más bien propicio a una renacionalización de políticas. En cualquier caso, el Gobierno español está obligado a afrontar la situación más allá de echar la culpa a los mercados y debe tomar medidas de gran calado para recortar gastos y generar confianza.


Cita con los empresarios

El presidente del Gobierno sorprendía el pasado domingo al anunciar que recibiría con urgencia a un grupo de empresarios para invitarles a arrimar el hombro en estos momentos críticos. De inmediato se conocía la existencia de una Declaración titulada 'Un momento clave de oportunidad para construir entre todos la España admirada del futuro', redactada por la Fundación Everis y suscrita por 61 empresarios relevantes, incluso algunos de conocida proximidad socialista, y 41 expertos, que había sido presentada al Rey la semana anterior. La declaración contiene un diagnóstico mordaz y exigente de la situación, con críticas a la clase política y a la indolencia de la sociedad, del que se desprende una hoja de ruta de reformas ardua y ambiciosa. Y aunque es plausible este esfuerzo de la sociedad civil, cabría quizá que lamentar que haya sido necesaria una angustiosa recesión para que las elites económicas adopten una actitud políticamente activa. Finalmente, la reunión de 30 empresarios con Zapatero tendrá lugar el sábado. Sería muy deseable que el resultado no sea solo una foto sino el principio de una cooperación más continua e intensa entre los poderes del Estado y la clase dirigente en el sentido más amplio de la expresión.