TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

LAS PECULIARES AVENTURAS DEL ALCALDE PEDIGÜEÑO

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Los ayuntamientos están caninos y, encima, las elecciones municipales se acercan. Así que mientras Alberto Ruiz Gallardón intenta que el Gobierno le dé luz verde a él y a todos sus compañeros y a mi primero para endeudarse, otros lo tienen chungo de nuevo ante los tribunales, como Pilar Sánchez y uno de sus predecesores en la alcaldía de Jerez, Pedro Pacheco, acosados por denuncias recientes o antiguas, mientras que la primera ha amagado con llevar a la justicia algunas irregularidades supuestamente cometidas por la que fuera primera edil del PP, María José García Pelayo. Pero más allá de esa fiebre de togas que también vaticina el duelo a muerte en el OK Corral de los próximos comicios municipales, desde Los Barrios a dos velas a la hora de pagar a sus proveedores hasta La Línea de la Concepción sin el famoso peaje que se inventó el alcalde que ha remodelado su equipo de gobierno para darle más poder a los ex concejales del GIL que a los del PP de Antonio Sanz que tanto le ha amparado en estos últimos meses. La bolsa o la vida. Y es que, a finales del pasado mes, trascendió un informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía relativo a la deuda viva de los ayuntamientos más habitados de la comunidad con datos de 1997. Los municipios con más de 50.000 habitantes contaban entonces con una deuda viva próxima a 2.112,76 millones de euros, un 19 por ciento más que el año anterior. Quizá recuerden que, según tales datos, el Ayuntamiento de San Fernando contaba entonces con una deuda viva que supera el 110% de sus respectivos ingresos corrientes, lo que contrastaba por cierto con el de Cádiz capital, con una deuda viva igual o inferior al 10%, pero cuya deuda real según la reciente liquidación presupuestaria de 2008 alcanzaba a 250 millones de euros. En la banda negativa y en lo que se refiere a la provincia de Cádiz, el peor ahorro neto lo presentaban Algeciras, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María o Sanlúcar de Barrameda. Cosa distinta sería preguntar si es bueno o pernicioso que los ayuntamientos se endeuden o no se endeuden o, mejor sería, cuestionarse a qué partidas corresponden dichos débitos. No es lo mismo hipotecarse por atender a los ciudadanos que por atender las necesidades y aspiraciones de los propios ediles. Acuciado por la falta de recursos, esta semana trascendía que el alcalde de Olvera, Fernando Fernández Rodríguez (IU), había decidido convertirse en una suerte de superhéroe de barrio a la manera de Kiko Veneno. Así, desde la página de Izquierda Unida y desde Youtube, asistimos ya a un serial en el que presenta sus aventuras como alcalde pedigüeño perdido en el laberinto de una administración socialista que le niega el pan y la sal, quizá también dicho sea de paso porque tal vez no le perdonen que llegó a la alcaldía con sus cuatro concejales con los votos del PP y obviando que el mayor recuento de escrutinios correspondió al PSOE. Fernández generaliza y culpa a la Junta de abandonar a su suerte a los ayuntamientos donde no gobiernan los sociatas. El primer vídeo, a caballo entre 'Callejeros' y Michael Moore, narra sus peripecias al intentar que diversos responsables autonómicos en la capital gaditana atendiesen su reivindicación de que se ponga en marcha por parte la Consejería de Empleo el Plam Memta en dicha localidad que garantizaría cinco puestos de trabajo o que, en la Delegación de Obras Públicas, le abonen las ayudas para rehabilitación de viviendas que datan de 2008 y que se encuentran en una situación casi catastrófica. Allí, «tendrá que evitar las trampas burocráticas de una administración siniestra y ajena al ciudadano. ¿Conseguirá nuestro campechano alcalde su objetivo o regresará lamiéndose las heridas?». En esa pregunta inicial va implícita la respuesta. «Mi gozo en un pozo», lamenta ante las cámaras, poco antes de recordar que también está pendiente desde hace años el abono de 200.000 euros de una escuela taller que la Junta le debe y que Pablo Lorenzo, titular de esa última delegación, no responde a sus llamadas. No obstante, luego lograría entregarle un escrito con las firmas de casi todo el vecindario de Olvera en demanda del pago de dichas ayudas ante la evidencia de que las lluvias del últimos invierno han desarbolado los inmuebles y especialmente las cubiertas de numerosas casas del pueblo. De una misma tacada, el alcalde olvereño acusa al delegado de sectarismo, de ineficacia y le pide que renuncie. Pero también le brinda la posibilidad de que el Ayuntamiento adelantara el dinero necesario para emprender las obras, si así lo autoriza la Delegación, independientemente de la falta de liquidez que según Lorenzo padece la Delegación respecto a un programa cerrado dos años atrás y que ya se habría pagado en todas las provincias andaluzas. A bordo de su auto particular, cuando cruza el Puente Carranza, explica por ejemplo que el chofer oficial debe conducir el autobús municipal y el vehículo asignado a la alcaldía lo utiliza Protección Civil. ¿Quién es Fernando Fernández? Un profesor de Educación Infantil que lleva tan sólo en la política activa tres años, desde que asumió la alcaldía de Olvera y que al sobrevenir a la alcaldía de la mano de los conservadores puso entre la espada y la pared a la dirección provincial de Izquierda Unida, cuando su coordinador era el alcalde de Conil Antonio Roldán y con la que mantuvo serias diferencias. Sus relaciones con el actual dirigente provincial de la coalición, Manuel Cárdenas, alcalde de Trebujena, son sin embargo mucho mejores. De hecho, ve con buenos ojos este serial del alcalde pedigüeño por cuanto denota el desamparo y «la situación tan complicada en la que se encuentran los pueblos, los ayuntamientos y los alcaldes».