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El juez cierra el caso por la muerte del matrimonio de El Puerto y señala al esposo

La investigación concluye que el marido, que se suicidó tras acabar con la vida de su mujer, fue el único responsable posible de los hechos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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De fuerte convicción religiosa, sin antecedentes ni rumores de posibles malos tratos y con la reputación intacta como pareja, la explicación más remota, porque simplemente no encajaba bien en el perfil de ese matrimonio, es la única posible. La causa judicial que se abrió el pasado 4 de julio, cuando aparecieron los cuerpos de Milagros y Francisco en el interior de su chalé de El Puerto, ha sido archivada sin sorpresas. La investigación judicial concluye porque el responsable de esta tragedia acabó con su vida. Sin homicida que procesar, el asunto quedaba despojado de sentido y, salvo que apareciera una nueva línea de investigación, el cierre del caso se imponía, como finalmente ha ocurrido.

El informe forense, con el resultado de las autopsias practicadas a los cadáveres, confirmó sólo un día después la única hipótesis sobre la que trabajó la Policía Nacional desde que se produjera el macabro hallazgo. Algunos elementos que aparecieron en la vivienda no dejaban lugar a dudas para los investigadores. Sin embargo, esos detalles no se conocieron en un primer momento; lo que provocó la incertidumbre y disparó los rumores entre los vecinos de la pareja y sus más allegados. Pocos creían que detrás de la doble muerte hubiera un nuevo caso de violencia machista. Incluso hubo declaraciones públicas defendiendo al que a la postre la investigación judicial señala como responsable. El propio Ayuntamiento de El Puerto decidió esperar a que hubiera una confirmación oficial para condenar el asesinato. Y el sacerdote que ofició el funeral de ambos destacó en su homilía «el profundo amor» que se tenía el matrimonio. Sin embargo, la confirmación de lo que había ocurrido llegó de la boca del comisario provincial, José María Deira, quien daba por cerrado el caso policialmente el mismo día del sepelio.

LA VOZ difundió en exclusiva, junto a las conclusiones de las autopsias, esos detalles determinantes. Francisco, de 68 años y muy vinculado al sector vitivinícola, había dejado una nota manuscrita junto a los móviles del matrimonio. En ella recogía una serie de indicaciones para que los investigadores revisaran los mensajes de voz y de texto guardados en los terminales. Así supieron que la pareja había tenido fuertes discusiones antes de morir. Fuentes de la investigación confirmaron a este medio que el origen de las peleas pudo ser la situación económica del matrimonio, debilitada a partir de la adquisición de varias parcelas por parte de Francisco. Si bien, en la información recabada por los agentes también recogieron indicios de un crimen pasional. Francisco sufriría de celos infundados.

Milagros, de 62 años, murió asfixiada. Se atrincheró en una habitación, donde colocó una cama a modo de barricada para impedir que su marido entrara. Aunque pudo coger un cuchillo para defenderse, su pareja logró tirarla al suelo, aplastarle la cara contra el suelo y dejarle sin respiración. Después, Francisco se fue al garaje de la vivienda, situada en la carretera de Sanlúcar, y con una escopeta de caza se disparó un tiro en la cabeza.