«Lo más duro que me meto es un gin-tonic»

Su abuelo Emiliano empezó a vender joyas mucho antes de tener tienda. Su padre y su tío forjaron todo un imperio. Y a él le ha tocado adornarlo con la guinda del 'glamour'. Expansivo, simpático y muy heterodoxo para los amigos, 'Emi' Suárez (Bilbao, 1976) es el director de marketing y comunicación de una empresa en la que también 'curra' Isabel Preysler. Ahora acaba de sacarse otro invento de la chistera.

-'AristoCrazy' lo ha bautizado. ¿Qué es eso?

-Una nueva marca que partiendo de la experiencia de Suárez pretende aportar un concepto más arriesgado y fresco al mundo de la joyería, con joyas muy de tendencia. Y con precios en torno a los 60 euros.

-¿Ya puede ir temblando el osito de Tous?

-Ja, ja, ja... Al contrario. Espero que nos reciba con los brazos abiertos. Tous es sin duda un gran referencia.

-'AristoCrazy' suena a aristocracia con un toque de locura. No se habrá inspirado en la duquesa de Alba...

-Podría, porque es un personaje genial. Pero no. Queremos llegar a mujeres lo más jóvenes posible.

-¿Y no sería mejor haberlo bautizado 'AristoCrisis'?

-Sí, ya hemos hecho la coña muchas veces en las reuniones estratégicas y en los comités de dirección.

-¿Cómo le ha afectado la crisis? ¿Se ha quitado del beluga?

-Un año en una de nuestras fiestas nos dio por el caviar, es verdad. Pero una cosa son las fiestas...

-Ahora es más difícil hacer bilbainadas, ¿no?

-Lo es. Yo he notado la crisis. Y como además llevo un año complicado después de mi separación, no se me ha pasado por la cabeza darme demasiados caprichos. Está cayendo un chaparrón impresionante. Pero esto te pone las pilas. Estamos muy unidos y nada deprimidos.

-¿Hay muchas joyas de Suárez empeñadas ahora mismo?

-Alguna que otra habrá por ahí. No me extrañaría mucho. Y aunque esa situación no se la deseo a nadie, también me reconforta saber que mis joyas pueden sacar de un apuro a más de uno. Sé de amigos míos que han vendido alguna piedra, algún reloj...

-34 años recién cumplidos. Y ya divorciado y con dos hijos...

-Tal vez lo hayamos hemos hecho todo un poco rápido. Pero no me arrepiento. Tenemos dos hijos increíbles.

-Dice que le han dolido algunas barbaridades que han dicho de usted. ¿Le han llamado golfo?

-Eso en todo caso no sería una barbaridad. Con 33 años me encontré separado, con ciertos recursos, y yo soy expansivo, divertido y con muchos amigos. Si eso es ser golfo, lo soy. Pero para lo que hay por ahí... Lo que me duele es que me critiquen otros que hacen cosas que yo nunca haría.

-Como por ejemplo...

-Drogarme. Eso me produce un rechazo espantoso. Yo lo más duro que me meto es un gin-tonic.

-Adora la ópera. ¿De dónde le viene esa afición tan gay?

-¿Es gay? Pues entonces soy supergay, ja, ja, ja... Porque me gusta incluso más que la joyería y la cocina.

-Carmen Lomana... ¿Usted la vio primero?

-Yo la vi de los primeros.

-¿Es de verdad una joya?

-Es buena tía, buena gente. Y clienta nuestra desde hace... A lo mejor yo ni había nacido.

- Así que en la guerra Lomana-Abascal, ¿apoya a Lomana?

-No, no. Las dos han coincidido en fiestas de Suárez y van a seguir coincidiendo.

-De Lomana ha dicho que es buena tía. ¿De Naty Abascal...?

-Que es una referencia absoluta en la moda española.

-¿Ha conocido a Isabel Preysler en su casa, en zapatillas?

-En su casa sí, pero en zapatillas de deporte. Es bastante más normal y accesible de lo que pueda parecer.

-¿Cuesta seguirle el ritmo a la mexicana Adriana Abascal?

-Sólo cuando nos echamos algún tequilita.