Una seguidora de Chávez muestra un muñeco del líder bolivariano. :: REUTERS
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Chávez afronta su mayor desafío

El líder bolivariano llama a la movilización ante el temor de perder las legislativas

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Los electores venezolanos indecisos tienen hoy en sus manos el futuro del país. Sus votos en los comicios para renovar 165 escaños de la Asamblea Nacional son claves para determinar si el presidente Hugo Chávez llegará cómodamente a competir en su tercera reelección en 2012 o si la oposición logrará diputados suficientes como para frenar el proceso de «revolución socialista» impulsado por el controvertido y carismático líder bolivariano, que lo mismo recita, canta o pregona.

El también máximo responsable del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que aglutina varias formaciones afines, ha puesto en esta campaña toda la carne en el asador porque está en juego su futuro político y el del chavismo. La duodécima consulta en la que participa es también una especie de plebiscito de su gestión.

Chávez, que aprovecha todas las oportunidades de comunicación, ha pedido a sus simpatizantes votar temprano, «al toque de diana». Además de la bien engrasada maquinaria oficialista puesta en marcha durante la campaña, el mandatario recurrió a la red social Twitter para lanzar mensajes como: «El 26-S no te quedes en tu casa.» o «Patrulleras y patrulleros, el voto temprano. Insisto: ¡movilización!».

La oposición, con menos recursos logísticos, también ha convocado desde Internet al país para que acuda a las urnas. Sin un líder destacado ha conseguido dejar atrás rivalidades añejas para agruparse desde mediados del año pasado en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Ambos bandos llegan a los comicios con el convencimiento de su triunfo y acusan al contrario de cometer ilegalidades.

El canciller Nicolás Maduro denunció que la oposición preparaba «acciones de sabotaje» contra la red eléctrica, el metro o una explosión en una siderúrgica estatal. Sus dirigentes rechazaron por ridícula la acusación y la definieron como un «teatro político para distraer la atención de la ineficiencia del Gobierno y de los problemas en los servicios públicos».

Desde el MUD, su secretario ejecutivo Ramón Guillermo Aveledo criticó también el uso abusivo de los recursos del Estado. «Es una pelea de David contra Goliat y va a terminar como acabó la pelea bíblica», aseguró. «Si el resultado es transparente lo reconoceremos. Pero si nos hacen trampa, no», aseguró Aveledo.

El mandatario venezolano, por su parte, invitó a «dar una paliza el domingo a estos escuálidos vende patria, sinvergüenzas, corruptos, subordinados al imperio yanqui». Su lema fue: «Se trata de ganar y luego profundizar la revolución». En todos sus mítines en el país, retransmitidos en directo por la televisión, insistía en la necesidad de «mantener la hegemonía para garantizar la continuidad de la gloriosa revolución bolivariana».

Cuarto mandato

Chávez aprovechó el cierre de campaña para postularse a las próximas presidenciales de 2012, que supondrían su cuarto mandato consecutivo desde que tomó el poder en 1999. «Haremos, por supuesto, que se respeten los resultados para seguir avanzando en la construcción del socialismo democrático», reiteró.

Ante la posibilidad de que el jefe del Ejecutivo pueda convocar un congreso paralelo con organizaciones comunales en caso de perder la mayoría parlamentaria, el dirigente del MUD dejó patente su indignación. «Si el presidente se 'baipasea' (pasa por alto) la Asamblea Nacional, se 'baipasea' la Constitución. Eso es muy grave», subrayó.

Aveledo confesó que la oposición «está llena de optimismo y esperanza ante la posibilidad de que los venezolanos pueden cambiar las cosas en el país». Pero de qué lado se inclinará la balanza dependerá de los indecisos, los 'ni-ni', que representan la tercera parte del total de 18 millones de electores.

Según un estudio de Alfredo Keller & Asociados, un 30% de encuestados se define como chavista, un 37% neutral y un 33% antichavista. Los 'ni-ni' -a donde han ido a parar algunos disidentes del chavismo- se inclinan «en un 48% por la oposición y en un 30% al oficialismo». Sin embargo, otros sondeos apuntan que el PSUV, junto con el Partido Comunista de Venezuela, podría obtener una mayoría suficiente para gobernar.