Editorial

India: deportes de riesgo

Producen rechazo quienes se aventuran por zonas inseguras sin ser conscientes del peligro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La indignación del embajador de España en la India, Ion de la Riva, al criticar que una veintena de españoles se niegue a abandonar la peligrosa región montañosa de Landhak, en el norte de ese país, y que aún lleguen a ella más excursionistas resume el lógico rechazo que produce que personas poco conscientes del peligro practiquen deportes de riesgo o se aventuren por zonas inseguras sin haber medido las amenazas ni haberse asegurado de que su preparación para afrontar tales retos es la adecuada. Como es conocido, estos remotos parajes de Landkhak, cercanos al Himalaya, son magníficos para practicar la escalada y el senderismo, si bien en esta época las lluvias monzónicas, con frecuencia torrenciales y destructivas, vuelven peligroso el lugar, en el que una avalancha de barro y lodo ha provocado ya al menos 174 fallecidos, en su mayoría indios. Actualmente, hay varios españoles no localizados, pero tan solo se teme por la vida de tres de ellos, desaparecidos desde el viernes en un valle a unos 80 kilómetros de Leh, un enclave turístico de la zona, y que iban en bicicleta en el momento de la riada. El Ministerio de Asuntos Exteriores ha contratado tres helicópteros para evacuar a los españoles perdidos por la zona hasta un lugar más seguro, y se están identificando cadáveres para tratar de identificar a estas tres presuntas víctimas, alguno de cuyos cuerpos ya habría sido encontrado, según las autoridades indias. Ante la imprudencia de los remisos a abandonar el lugar para ponerse a salvo, De la Riva ha denunciado que la legación diplomática española tenga que «hacerse cargo» de españoles que «hoy se dedican a subir montañas porque no llueve y dentro de una semana a lo mejor están saliendo de allí en ataúdes». Este sinsentido reabre el debate de si las actuaciones de socorro y salvamento de deportistas imprudentes, que requieren caros y cuantiosos medios de las instituciones, han de ser gratuitas o deben correr por cuenta de quienes realizan deportes muy peligrosos con inconsciente frivolidad. En algunas comunidades autónomas, el salvamento de los irresponsables ya es sufragado -o lo será dentro de poco- por sus protagonistas.