Raúl González firma una camiseta durante su acto de despedida, ayer, en el Santiago Bernabéu. :: REUTERS
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La despedida de un mito blanco

Raúl abandona el Real Madrid con el reconocimiento de Florentino y la admiración y el cariño de los aficionados «Lo fácil era quedarme, pero era la última oportunidad de iniciar otro reto»

MADRID. Actualizado: Guardar
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El palco de honor del Santiago Bernabéu estaba a rebosar para despedir a su emblema durante los últimos tres lustros. Ayer fue el día escogido por Raúl González Blanco para anunciar su marcha del Real Madrid. La nube de fotógrafos reflejaba la importancia del acontecimiento. Se palpaba en el ambiente que era un día especial. Lo confirmó la presencia de José Mourinho. El técnico portugués no quiso perderse la despedida de un grande. De una referencia. De un símbolo del madridismo. La imagen fija de un Raúl serio, con la vista perdida en el horizonte y la mano sobre el escudo blanco presidía el acto. Los 16 títulos conquistados por el capitán en otros tantos años en el club estaban exquisitamente colocados y relucientes para la ocasión. Un palmarés «más propio de un club que de un jugador», como reconoció el propio Florentino Pérez.

La ovación de los cientos de aficionados congregados para despedir a su ídolo anunció la llegada del protagonista. Raúl, trajeado y con rostro calmado, saludó a sus incondicionales. Un vídeo con una selección de sus goles más significativos sirvió de homenaje al gran capitán. Los cánticos desde la grada a favor del madrileño no se hicieron esperar: «Raúl, Raúl, Raúl», «el hijo del gol». El instante más aplaudido coincidió con la imagen del '7', desafiante, mandando callar al Camp Nou.

Florentino se deshizo en elogios para alabar al «mejor de los mejores», al hombre que encarna «todos los valores del madridismo». «No te vamos a olvidar, porque no queremos olvidarte», concluyó el máximo mandatario. Raúl tomó la palabra. Con voz firme inició un rosario de agradecimientos a compañeros, entrenadores, presidentes, aficionados y familiares. Se le notaba nervioso, pero consiguió reprimir su emoción. La foto de las lágrimas del '7' se resistía. Su intervención estuvo jalonada desde la grada, donde coreaban su nombre sin cesar. Por fin, el madrileño bajó al césped del Bernabéu para acercarse a su público, que no paraba de lanzarle camisetas, bufandas y hasta un capote. Fue el único momento en el que Raúl se emocionó y lloró. Estaba con su gente. La que le ha hecho grande. Quienes le han convertido en un mito.

Hablar del Real Madrid es hablar de Raúl. Un jugador reconocido mundialmente. Símbolo dentro y fuera del campo. «Alfredo Di Stéfano es el mejor en la historia del Real Madrid. Y sólo un peldaño por detrás está Raúl». Así de explícito se mostró Jorge Valdano, su descubridor, el hombre 'valiente' que se atrevió a dar una oportunidad a un joven de 17 años en Zaragoza.

Sin comer

Lejos queda ya aquel viernes 28 de octubre de 1994, cuando comunicó a sus padres que debutaría en La Romareda con el primer equipo. «Ese día mi padre no podía comer de los nervios», recordó el '7'. «Ver a mi familia así de feliz es el mejor recuerdo que puedo tener». En ese mismo estadio, 16 años después disputó su último partido con la camiseta blanca y, además, marcó un gol. Se llevó el balón. «Entonces no tenía la decisión tomada, pero tuve el impulso de llevarme la pelota. En mi debut fallé tres ocasiones. Sentía que La Romareda me debía algo», reconoció.

La pregunta era evidente: ¿Por qué ahora? «Ha llegado el momento. Tengo 33 años. La decisión fácil era quedarme, pero era la última oportunidad de comenzar un nuevo reto». Raúl se mantuvo sereno, paciente y sonriente durante su hora de comparecencia ante la prensa. Dijo sentirse triste por abandonar «el mejor club del mundo», pero también ilusionado por «comenzar una nueva aventura». Confesó haberlo pasado mal la pasada temporada. «En el último año me han visto de muchas formas salvo de jugador. Y yo quiero jugar». Reconoció que Mourinho contaba con él, lo que complicó más su decisión al estar convencido de que podría tener muchos minutos con el luso. No quiso hablar sobre su próximo destino, aunque todo indica que acabará en el Schalke 04 alemán. Rechazó la idea de retirar el '7' de la camiseta blanca. «Ha habido tantos grandes futbolistas en este club que nos quedaríamos sin números con los que jugar», explicó. Es posible que el Madrid celebre un partido en su homenaje para que pueda despedirse de toda la afición. Ese sería su sueño. Su mensaje es claro: «Esto no es un adiós, sino un hasta luego».