CÁDIZ

Motores contra mostradores

Comerciantes del centro exigen el fin del «caos» del tráfico en el casco antiguo. Una asociación y varios hosteleros piden la aplicación real de las restricciones de circulación y 'párking' en las calles comerciales

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Hasta ahora era una conversación de vecinos, una charla de ciudadanos que, con toda seguridad, podría trasladarse a cualquier otra capital. Eso de criticar la presencia de coches por todas partes, el aparcamiento ilegal en calles vedadas al tránsito, la invasión de furgonetas de reparto y, sobre todo, el ruidoso paso de los ciclomotores era una denuncia genérica, eterna, ubicua. Y nunca tenía el menor efecto.

Pero este verano, esa queja tan común ha provocado una reivindicación pública formal, una petición de intervención a la autoridad competente, que en este caso es el Ayuntamiento. Dos colectivos de empresarios y comerciantes han coincidido, sin mantener ningún contacto previo entre ellos, en el inicio de acciones para pedir que esos lamentos de siempre sean cada vez menos o, al menos, tengan una menor justificación real.

El primero de los grupos ni siquiera está organizado como asociación. Se trata de los hosteleros de las calles Sopranis y Plocia. Ambas vías están consideradas peatonales hace más de un lustro. Incluso, un pilote automatizado impide el acceso desde su conexión con San Juan de Dios, a no ser que se accione una 'llave' que, teóricamente, sólo tienen los propietarios de garajes y servicios de emergencia. Sin embargo, ese obstáculo no impide el tránsito de motos y ciclomotores que pasan, en algunos casos, a toda velocidad junto a las terrazas de los restaurantes que no dejan de crecer en ambas calles.

Ninguna zona del casco antiguo ha tenido en esta década tal crecimiento hostelero. Desde El Aljibe y Usodimare (recién inaugurado en el lugar del antiguo Atxuri), hasta Garum y La Cigarrera, una decena de establecimiento, la mitad con terraza, sufren esta situación en Plocia. En Sopranis, el restaurante homónimo, La Rambla y Rayuela también tienen mesas en la calle.

Los clientes, especialmente en verano, se sientan con la tranquilidad de que el tráfico está limitado, que los niños o los ancianos pueden moverse con cierta seguridad, y luego se encuentran con un paso frecuente de motocicletas. La situación es especialmente molesta en temporada alta.

Ese es el argumento que Juan Antonio Frende, propietario de La Cigarrera, expone como queja principal en nombre de, al menos, ocho establecimientos de ambas calles que ya se han puesto de acuerdo. Han solicitado ya un encuentro con los concejales (Tráfico y Turismo) implicados y su exigencia es, asegura Frende, que se cumpla la Ley, que pasen únicamente los vehículos autorizados. No reclaman nada nuevo, sólo «que se cumplan las normas».

De forma paralela, sin unificar criterios ni objetivos, una de las asociaciones de comerciantes del centro, Cádiz XXI, realiza un informe para presentar al Ayuntamiento. Este pujante colectivo, que ha logrado medio centenar de asociados en menos de un año de existencia, detectó que muchos de sus miembros manifestaban la misma queja: el tráfico.

La casuística es diversa. Desde la conducción temeraria o ruidosa sobre ciclomotores por calles reservadas al peatón, hasta calles teóricamente cerradas al tráfico (San José y Cánovas del Castillo) convertidas en zona de carga y descarga o vías enteras cortadas, sin permiso, por un camión que recoge escombros.

Además, vías enteras, de San Pedro a Valverde reconvertidas en aparcamiento para vehículos que tapan escaparates o dañan fachadas. Para superar las palabras, la asociación solicitó a los miembros denunciantes que hicieran fotos. El resultado es una recopilación que ya tiene más de cien imágenes. Las hay llamativas (un carro de bebé o una silla de ruedas a milímetros de camiones) o más comunes (calle cerrada al tráfico con una hilera de cinco furgonetas aparcadas). Antonio Sales asegura que su intención es «documentar la situación con esas escenas» para que el Ayuntamiento entienda que su reivindicación está basada «más que en opiniones, en una situación diaria» que perjudica al comercio de un «un casco antiguo tan reducido».

Este informe es el paso previo a la reunión que mantendrán con responsables municipales para pedir que se ponga «freno» a una situación que, en algunas calles, califican de «caos» a diario. Más que solicitar calles peatonales, Cádiz XXI coincide en exigir «que se vigile por el cumplimiento de las normas que ya existen, que no se haga lo que ya está prohibido».