El presidente del Gobierno se dirige a Rajoy en uno de los numerosos duelos que han sostenido en el Congreso en los últimos años. :: EFE
ESPAÑA

LA OTRA FINAL

El presidente acude al cara a cara en sus horas más bajas, a diferencia del líder del PP, que vive el mejor momento desde 2008 pese a los casos de corrupción en su partidoZapatero y Rajoy protagonizarán un Debate del estado de la Nación crucial para el futuro de esta legislatura

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José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy velan armas ante el Debate del estado de la Nación en el Congreso del miércoles y jueves. Perdido en la memoria queda aquel primer cara a cara protagonizado en 1983 por Felipe González y Manuel Fraga. Sí perduran otros duelos, aunque no tanto por su contenido como por algunos latigazos retóricos del tipo «¡váyase, señor González!», que José María Aznar arrojó en 1995 a González, o el «usted traiciona a los muertos» que Rajoy endosó a Zapatero hace cinco años a propósito del diálogo con ETA.

El jefe del Ejecutivo acude a esta cita, que marcará un punto de inflexión en la legislatura, con la historia de su lado. El gobernante socialista, según los estudios del CIS, ganó los cuatro últimos envites ante el líder de la oposición. Pero este Zapatero no es el de 2005, ni siquiera el de 2009. Ha perdido su optimismo de acero entre la maleza de una crisis económica sin parangón y se ha quedado sin margen para sacar nuevos conejos de la chistera o anunciar medidas de efecto, como el 'cheque-bebé'. «La fiesta se acabó», recordó hace unos días el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida.

Zapatero, no obstante, ha logrado zafarse de la imagen de boxeador grogui que arrastraba hace unos meses. Con cuatro millones de parados, con casi todos los indicadores económicos en números rojos y dificultades crecientes para colocar deuda en los mercados financieros, la economía entró en barrena y la Unión Europea exigió una urgente e incontestable reducción del déficit público. El remedio, a ojos de los ciudadanos, fue peor que la enfermedad. Bajar el sueldo a los funcionarios, congelar las pensiones y cerrar el grifo de la inversión pública provocó una severa caída de Zapatero y el PSOE en las encuestas y el desasosiego cundió en las filas socialistas. No así en los organismos internacionales, que pasaron del recelo al aplauso por la severidad de un ajuste que persigue podar el déficit del 11% del PIB actual a un 3% dentro de tres años.

Pero sobre la cabeza del presidente pende, además, la huelga general anunciada para el 29 de septiembre y la necesidad de conseguir aliados para aprobar los Presupuestos Generales de 2011, la llave para acabar la legislatura pues sin su aprobación la crisis sería inmanejable y la estabilidad parlamentaria, una quimera.

Con esta radiografía bajo el brazo, Zapatero prepara un debate que será más a cara de perro que los precedentes. Está mucho en juego. Una derrota y la imposibilidad de tramitar los Presupuestos en octubre, dos escenarios para nada descartables en estos momentos, pondrían el punto final a la legislatura y el consiguiente adelanto electoral, en el que el PP tiene todas las cartas para ganar.

La victoria tampoco cambiaría demasiado el panorama pues la crisis seguirá ahí y la soledad parlamentaria también, pero sería, sin duda, un revulsivo para los alicaídos socialistas, que podrían afrontar con otro ánimo los enrevesados meses que tienen por delante.

Mariano Rajoy, tal vez por primera vez desde que es el jefe de la oposición, tiene más que perder que ganar en este asalto. Acude con la vitola del vencedor que reflejan las encuestas, pero con el sabor amargo de no contar con los apoyos suficientes para presentar y ganar una moción de censura. Para no morir de éxito, el líder del PP tiene que destronar con propuestas concretas y argumentos rotundos a Zapatero para evitar que, ahora sí, algunos brotes verdes que se insinúan -sobre todo el descenso del paro por tercer mes consecutivo- no supongan una dosis de oxígeno para que el 'moribundo' presidente retome el vuelo .

El líder de la oposición tiene ante sí la oportunidad de explicar su alternativa de gobierno y no sólo refugiarse en la crítica y el desacuerdo. Tendrá que poner sobre el tapete, blanco sobre negro, las coordenadas de su plan para sacar a España de la crisis. Rechazar las ofertas de pactos del Gobierno al grito de «se equivocan» ya no basta. Ahora debe ahondar en las medidas con las que lleva meses amagando. Fijar su modelo de reforma laboral y mojarse, en definitiva, en cómo propone el PP recortar el déficit más allá de suprimir una vicepresidencia y tres ministerios. La moral popular está alta, pero los suyos esperan una actuación estelar de Rajoy para alzarse con una victoria contundente frente a su rival.

La estrategia de ponerse de perfil, mojarse poco y dejar que el Gobierno se cueza en la salsa de sus problemas tiene un límite y ha llegado, al decir incluso de no pocos dirigentes del PP, el momento de presentarse como la alternativa de gobierno y formalizar la exigencia de un adelanto de las elecciones, solicitud que hasta ahora el líder de la oposición ha dejado para sus subalternos.

Estado de forma

Los dos líderes llegan pues en distinto estado de forma a la cita. Zapatero tiene ante sí una agenda muy compleja. La reacción de las fuerzas catalanas a la sentencia del 'Estatut', la reestructuración del sistema de pensiones, la concreción de la reforma laboral o la negociación presupuestaria son asuntos que quitan el sueño a más de uno en el PSOE.

El presidente del Gobierno se subirá a la tribuna del hemiciclo con los niveles de credibilidad y valoración ciudadana más bajos de la legislatura. Los aliados del PSOE brillan por su ausencia, no puede contar con CiU para nada tras la sentencia del 'Estatut' y con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina. Tampoco con las menguadas fuerzas de la izquierda, que han acabado de dar la espalda a Zapatero tras el plan de ajuste. Sólo el PNV muestra alguna disposición a entenderse, pero su compromiso tendrá un elevado precio político que está por ver si lo puede pagar.

El líder de la oposición, entretanto, paladea las mejores mieles de la legislatura, aunque, según sus críticos dentro del PP, más por demérito del adversario que por méritos propios. No consigue, además, sacudirse el azote de la corrupción de altos cargos de su partido.

La nueva veta surgida en Alicante no preocupa, por ahora, a la dirección nacional, pero se suma a la de Francisco Camps y a la de Carlos Fabra. Muchas no preocupaciones para ser despachadas como si no ocurriera nada, aunque también es cierto que la corrupción no ha pasado factura electoral a los populares, hasta ahora.

En el partido opositor inquieta casi más que su despegue electoral no sea tan rotundo como cabría prever ante el marasmo gubernamental. Rajoy, a su vez, no mejora en los sondeos, no despierta confianza en los ciudadanos y su imagen está aún peor valorada que la del líder socialista. El PP, con todo, tiene el viento a favor, aunque es consciente de que las mareas, además de caprichosas, pueden hacer zozobrar la nave.

Zapatero y Rajoy, pues, se juegan este miércoles una final, no como la de hoy entre España y Holanda. Pero sí es su final, la del presidente porque se juega buena parte de la continuidad de la legislatura; la del líder opositor porque tiene la oportunidad de presentar sus credenciales para gobernar.

Los portavoces de los grupos parlamentarios contestaron a un formulario de LA VOZ y discrepan sobre lo que deparará esta final parlamentaria. Salvo los representantes de las dos fuerzas mayoritarias, el resto cree que Zapatero se juega su futuro con los Presupuestos del próximo año.

«No habrá adelanto electoral»

ONo será clave para el futuro de Zapatero. El Debate del estado de la Nación es un debate importante y este año lo será en la misma medida que en otros años. Ni más ni menos. Espero que el debate sirva para que los ciudadanos vean que este Gobierno ha trabajado y seguirá trabajando contra la crisis y que el PP no hace nada por ayudar.

No habrá un adelanto electoral. Y el Gobierno sacará adelante los Presupuestos del próximo año.

«La legislatura está agotada»

OLo que más nos preocupa es el futuro de España. Por esta razón, aunque el Gobierno sea incapaz de plantear medidas eficaces para salir de la crisis, nosotros vamos a seguir presentando nuestras alternativas a través de las propuestas de resolución. Pensamos, además, que José Luis Rodríguez Zapatero tiene ya más pasado que futuro. Cada vez es más evidente su soledad. Ha perdido sus apoyos y ha perdido toda la credibilidad. Y ninguna reforma le va a permitir recuperarla.

Esa decisión depende del presidente del Gobierno, pero nos preocupa que supedite el futuro de España al suyo propio. Es evidente que la legislatura está agotada, porque el Gobierno carece de principios y de proyecto, y el presidente del Gobierno ha perdido la credibilidad, en su partido, en el Parlamento, en la calle y hasta fuera de nuestras fronteras. En estas circunstancias, al Gobierno sólo le interesa salir del paso, no sacarnos de la crisis. Al PP le preocupa que unos nuevos Presupuestos aprobados con apoyos puntuales previa contrapartida, sin más horizonte que cumplir el trámite y sin un planteamiento global frente a la crisis, sean el peor escenario para España.

«El Gobierno va a acabar su mandato»

OSerá un debate importante, pero no definirá el futuro político de Rodríguez Zapatero. Creo que su futuro se ha definido en función de toda su gestión ante la crisis económica, eso independientemente de que en el Debate del estado de la Nación no me cabe la menor duda, de que los grupos parlamentarios de la oposición, sin excepción, van a ser duros y críticos con el presidente del Gobierno.

Creo que va a acabar la legislatura aunque, a mi juicio, una vez practicadas las reformas estructurales que lleve a cabo Zapatero, debería convocar elecciones anticipadas. Si creo que agotará la legislatura es porque creo que logrará apoyos para sacar adelante los Presupuestos de 2011. Ojalá que me equivoque porque creo que sería la hora de acudir a las urnas, independientemente de que Zapatero pudiera volver a ser elegido, porque como decía el presidente de la Junta de Andalucía, el hecho de que Zapatero sea malo no hace mejor a Rajoy.

«El presidente se la juega con los Presupuestos»

OEl Debate sobre el estado de la Nación será clave para Zapatero y seguro que puede marcar la línea en muchos de los apoyos que podría tener el Gobierno, pero no creo que sea donde se juega su futuro. Es más importante la aprobación del techo de gasto o los Presupuestos que el debate de política general, para saber cuál es el futuro del presidente Zapatero.

Si Zapatero se verá abocado a convocar elecciones o agotará la legislatura las claves están en el debate presupuestario. El conseguir o no apoyos le puede llevar a una situación de colapso, o permitirle seguir en el Gobierno. La gran pregunta es si conseguirá los apoyos. De momento parece que el PNV se ha mostrado dispuesto a negociar y parece haber dado a Zapatero aire fresco a falta de otras formaciones que puedan mostrarse dispuestos a apoyarlos

«Zapatero necesita ganar tiempo para remontar»

OEl debate simboliza un punto de inflexión a mitad de legislatura, marcado por el giro antisocial en las políticas del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero va a intentar aprovechar este punto de inflexión para recuperar iniciativa, presentándose como un estadista que toma decisiones difíciles por el bien de España frente a un PP que no se compromete.

La intención del Gobierno es agotar la legislatura, no sólo por considerar que no es deseable añadir inestabilidad política a la grave situación económica, sino también porque considera que necesita tiempo para remontar las bajas expectativas electorales del PSOE. Que consiga agotar la legislatura va a depender de la evolución de la situación económica, de la conflictividad social y de sus apoyos parlamentarios. Si el Gobierno tuviese que prorrogar los Presupuestos de 2010 por falta de apoyo para sacar adelante los del 2011, el presidente estaría abocado a disolver las Cortes.

«La legislatura depende de los Presupuestos»

OEn la medida en que el debate se enmarca más en el ámbito de control al Gobierno que en la tarea propiamente legislativa, este pleno del 14 de julio no será clave a efectos operativos. Será un trámite importante por lo tanto para medir la confianza que generan las últimas apuestas del Gobierno, para empezar a dibujar nuevas alianzas ante el próximo periodo de sesiones y, eso sí, antesala para la negociación de los Presupuestos de 2011.

El futuro inmediato de Rodríguez Zapatero no está en juego, pero sí el de la legislatura con el proyecto de Presupuestos para 2011.