Ana Mato defiende su gestión en el funeral de Pajares

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Cientos de personas han llenado hoy la capilla del hospital San Rafael de Madrid con motivo de la misa celebrada por el sacerdote Miguel Pajares, fallecido el pasado martes a causa del virus del ébola en el centro Carlos III de Madrid.

A la entrada del centro, propiedad de la Orden San Juan de Dios, a la que pertenecía Pajares, la ministra de Sanidad, Ana Mato, ha declarado, su tristeza por la pérdida del padre Miguel en la que ha sido su primera comparecencia desde que se conociera, hace una semana, el aislamiento del religioso español en Liberia y su posible contagio de ébola. Pronto los mensajes de buenos deseos de la ministra han sido relegados ante las preguntas sobre su falta de comparecencias. "Lo importante no es el protagonismo de un ministro por las gestiones, sino la gestión en sí", se ha defendido Mato, "y yo creo que la gestión ha demostrado que tenemos un sistema de alertas que funciona perfectamente, unos protocolos que se cumplen".

Mato, la única representante del Gobierno en acudir a la ceremonia, ha mostrado su satisfacción con la actuación del ministerio desde el sábado 2, cuando tuvieron los primeros contactos. "Desde el primer día, hemos estado coordinando con la OMS, con la Unión Europea, con las comunidades autónomas" ha declarado la ministra, y ha añadido que desde la dirección de Salud Pública "hemos estado permanentemente informando con total transparencia a los ciudadanos para garantizarles su seguridad".

No obstante, la ministra no ha sido capaz de confirmar la desinfección del hospital Carlos III prevista para el miércoles. "Seguramente sí, se lo confirmará la Comunidad de Madrid. Todos los protocolos se están cumpliendo a rajatabla y por tanto la seguridad y a limpieza están garantizadas", ha contestado.

Además de la ministra, varias personalidades religiosas y muchas personas se han acercado a la capilla a dar un último adiós al religioso español. Como Inocencia, cuyo marido estaba ingresado en el hospital y se enteró de la misa "por la tele". "Una persona muy buena, no debería haberse muerto", declaraba, y añadía que España hizo "muy bien" en repatriarle, "era un español y lo suyo era traerle aquí". No opinaba igual Ana María, "cada país se tiene que hacer responsable de los suyos", opinaba, "lo que no puede ser es que por falta de dinero la gente muera".

También había compañeras de la orden de Pajares, como Teresa, voluntaria del albergue de la organización religiosa y que recordaba al sacerdote como un "religioso espiritual". "Me duele que un misionero no se le valore como tiene que valorársele, si fuera de una ONG que no fuera de la Iglesia a lo mejor le dábamos más valor", declaraba por su parte Nieves, para la que el funeral era " poco para lo que él merece, ha dado su vida por todos". Otros asistentes destacaban el potencial mediático de todo lo que ha ocurrido con Pajares. "Esto nos ha venido muy bien, respetando el fallecimiento del padre Miguel, para preocuparnos de que hay que seguir investigando y ayudando", concluía otro de los presentes.