La fulgurante paradoja del pop

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«Ni el pop ni Andy Warhol asesinaron a la pintura. La deglutieron para apropiarse de ella, reinventarla desde el respeto e imponerse a la invasión de los medios. La historia del arte y la tradición, sus géneros más clásicos, están muy presentes en el pop». Esta paradoja, destacada por el conservador jefe del Thyssen-Bornemiza, Guillermo Solana, explica la esencia de la muestra 'Mitos del pop' que acoge el museo. Se sirve de los mitos del pop para desmitificarlo, para demostrar que en el movimiento más popular, universal, exitoso y masivo del último medio siglo «nada es lo que parece». Que la rupturista revolución pop respeta a su manera la tradición, algo que queda claro con la obra que recibe al visitante, la interpretación de Andy Warhol del 'Nacimiento de Venus' de Botticelli que resume un viaje artístico de un milenio.

«El pop encierra miles de significados, metáforas y alegorías en un mundo lleno de conflictos, y aquí vemos cómo se nutre de los mitos en una sociedad mitómana; pero, al tiempo, hay que liberarlo de determinados mitos como que es banal y superficial» asegura la comisara de la muestra y responsable de la selección Paloma Alarcó.

A través de 103 obras recorre el movimiento desde su origen en el Reino Unido en los cincuenta, su eclosión en Estados Unidos en los sesenta, y el regreso a Europa en los setenta de la onda expansiva de una gran explosión que aún hoy vibra en el arte contemporáneo.

Reúne a los genios del movimiento con sus menos conocidos pero influyentes 'legionarios'. Incide así en la combinación entre el deseo de ruptura y el respeto por el arte del pasado, «la gran paradoja que esconde el pop» según Solana.

Mediante un recorrido temático, evidencia esa vinculación, organizando las salas según los géneros más clásicos de la pintura, del retrato a la naturaleza muerta, pasando por la pintura de historia, los mitos o el paisaje. Unas secciones que reúnen las obra de los grandes del pop norteamericano y británico con la de artistas españoles, italianos, alemanes o franceses que compartieron una actitud similar.

Están, desde luego, los reverenciados genios del movimiento, encabezados por Andy Warhol, con dos docenas de obras, y Roy Lichtenstein, con una decena, además de las seminales piezas de Hamilton, Paolozzi y Ray Johnson. Pero ofrece además las obras de muchos artistas menos famosos pero cuyas aportaciones fueron tan sustanciales como de los astros del pop. Creadores como Mimmo Rotella, Roger Jeffs, Pauline Boty o Jacques de la Villeglé que anticipan muchas de las claves de un movimiento que en España asumen colectivos como los equipos Crónica y Realidad y pintores como Eduardo Arrollo, Gordillo o Darío Villalba.

Espejo

«No es un suma de monografías. Es un mosaico muy rico y variado de unos artistas que parodian y homenajean a la pintura al tiempo, en un enriquecedor diálogo con el pasado» reitera Solana, que no duda del éxito masivo de una propuesta. «El pop, que esta e el ADN del Thyssen, siempre tiene tirón; es muy atractivo porque es el movimiento que permite al público masivo reflejarse en el espejo del arte: nace de los medios y vuelve a los medios de masas».

El desmitificador y paradójico viaje se realiza a través las icónicas creaciones de artistas como Warhol, Rauschenberg, Wesselmann, Lichtenstein, Hockney, Kitaj, Blake o Hamilton, que «esconden un irónico y novedoso código de percepción de la realidad aún vigente en el arte de hoy». Están las obras más reconocibles de movimiento: las cajas de Warhol para la marca de jabones Brillo, para la de Ketchup Heinz o sus series de latas de sopa Campbell; los fundacionales 'Loock Micky', 'Forget It!Forget Me!' y 'La mujer en el baño' de Roy Lichtenstein, o el acrílico de los Beatles de Peter Blake.

El peso de Warhol, con un cuarto de las obras expuestas, se deja notar en la muestra, como se impone, acaso en demasía, en la historia del pop, «que corre el riesgo de quedarse solo el Warhol, como le pasa al surrealismo con Dalí» dice Solana. «Warhol es un genio que presiente un cambio de época y por eso ha focalizado todo, pero aquí -agrega- está el trabajo de otros artistas que aportaron mucho y a los que Warhol no eclipsa». Se percibe en las 'otras marlyns' reunidas en la sección 'mitos' y que, más allá del icono de Warhol, se muestran como «nuevas madonas medievales» en las telas de Peter Phillps o Boty, junto al Marlon Brando o Liz Taylor.

La «vibrante, potente y original» exposición, según Solana, rastrea las fuentes comunes del pop internacional y revisa esos mitos que tradicionalmente han definido al movimiento. Es la primera dedicada al pop en Madrid en 25 años y coincidirá con la que el museo Reina Sofía dedica desde finales de junio a uno de los pioneros del movimiento, el británico Richard Hamilton. Su collage '¿Qué es lo que hizo que los hogares de ayer fueran tan diferentes y tan atractivos?' es la piedra de toque o el 'aleph' de un movimiento que él mismo describió como «popular, efímero, prescindible, barato, producido en serie, joven, ingenioso, sexy, divertido, glamuroso y un gran negocio».

Mas de la mitad de la obras, procedentes de más de cincuenta museos y colecciones particulares de todo el mundo, no se habían visto nunca en España. Incluye destacables préstamos de la National Gallery de Washington, la Tate Modern de Londres, el IVAM valenciano o la prestigiosa colección de José Mugrabi de Nueva York, que atesora casi un millar de piezas de Warhol.