Integrantes de Lenacay. / Ó. CHAMORRO

Lenacay, apología de la fusión flamenca

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Hace dos años, Ramón Giménez, 'El Brujo', junto con otro de los fundadores de Ojos de Brujo, Dj Panko, 'El Mago', iniciaron un nuevo proyecto musical: 'Lenacay', una formación que se consolida con fuerza y que el 5 de mayo publicó su segundo disco de estudio, 'Yerel', un álbum compuesto por once temas en los que mantiene su base flamenca, alma del grupo, mientras continúa evolucionando en la experimentación musical. Su apuesta por la fusión flamenca da como resultado obras en las que moldean con cariño y buen hacer conceptos como el soul, el hip-hop, el funk, los ritmos brasileños e incluso la música electrónica.

Una oda al mestizaje del que hacen gala en cada nuevo trabajo y que condensa su significado en el título del disco, 'Yerel', formado por la unión de los palabras del idioma de los primeros gitanos: 'llerel', que significa color; y 'nilay', que significa estilo. En definitiva, un caleidoscopio musical en el que el grupo navega desde los ritmos alegres de 'Rumba Lenacay' -su primer single-, hasta temas más oscuros y reivindicativos como 'Abuso de poder'; además de repetir su incursión en la lengua inglesa con 'I need to be honest'.

"En este disco hay un trabajo de investigación que toma el relevo del primero, abordando estilos con los que rompimos el cascarón y también abriendo cascarones nuevos, aunque siempre desde un prisma flamenco", explica Ramón Giménez, 'El Brujo'. "Podemos acercarnos al soul o incluso trabajar temas más arriesgados a doce tiempos, como las alegrías junto al R&B, o incluir guitarras eléctricas, pero siempre bajo el prisma del flamenco y abiertos hacia nuevos horizontes", señala el veterano artista, para quien el espíritu de la expresión musical es "encontrar cómo transmitir esas sensaciones sea cual sea el lenguaje utilizado". La clave, explica, es abordar cada lenguaje desde el "respeto" y el "conocimiento", nunca un "abordamiento frívolo". "Mantener la equidistancia entre los géneros que estás manejando y que no rechine ninguno de ellos es un buen termómetro para saber que no estamos mezclando agua con aceite", resume.

Para la vocalista del grupo, Paula Domínguez, el segundo disco evidencia un equipo más sólido y afianzado, el furto de un primer disco que sirvió como "declaración de intenciones" en un momento que necesitaban "resucitar de la experiencia de 'Ojos de brujo'". Ahora, dos años después, considera que han pasado de un "prototipo" a un "modelo más perfeccionado". "Este disco es más Lenacay que nunca y está gustando incluso más de lo que pensábamos que iba a gustar", añade Paula.

Recuperar la emoción

Aunque si hay un barómetro fiable, es el de las emociones. Y Ramón lo sabe bien. Tras 15 años en 'Ojos de Brujo', con Lenacay asegura hacer recuperado la capacidad de volverme a emocionar y de que le "suden las manos" con un tema nuevo. "Contar con registros nuevos hace que tengas la misma sensación del principio. La voz de Paula me hace trabajar con flamenco de ley y también estar más tranquilo al tirarme al rollo soul o black. Es una sensación de primer disco que consigue erizarme el vello". Igual de claro lo tiene 'El brujo'. "Puedes hacer una apuesta comercial y ver si funciona, pero lo nuestro es investigar. Cuando más arriesgas y la gente te entiende, la satisfacción es doble", explica.

Saben que arriesgar es de valientes y más en un momento en el que, en ciertos aspectos, la música se considera como un lujo o incluso como un "hobbie", lamenta 'el Brujo', que no entiende igualmente cómo se ha podido eliminar la música como asignatura en Primaria.

De la misma opinión es Ramón, que asiste atónito al devenir de un país en el que, considera, "hay mucho arte pero no sabe capitalizar sus activos" y donde, en definitiva, "ser músico es ser hijo de un dios menor". "Hubo abuso y despropósito por parte de los intermediarios en una época en la que se negociaban músicos como si fueran manzanas. Cuando se rompió la cadena y la gente se lanzó a la música gratis en internet, los mismos que lo habían destrozado entonaron el 'salvemos al músico'. Hay una doble moral y una demagogia absoluta y una sociedad de gestión -la SGAE- que no gestiona", lamenta 'el Mago'.