«Toda esperanza del Barça pasa por la inspiración del desaparecido Messi»

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Golpeado por la reciente pérdida de su compatriota y maestro Vujadin Boskov, el técnico que le fichó en 1978 para que ordenara a su Zaragoza desde la clásica posición de líbero -figura de central retrasado que se extinguió con la moderna defensa en línea-, Radomir Antic vela armas para la gran ‘final’ del sábado en el Camp Nou. «El Atlético es superior en la estrategia, el aspecto físico y el juego colectivo, mientras que toda esperanza del Barça pasa por la inspiración del desaparecido Messi», arguye el técnico serbio en un pormenorizado análisis a Colpisa del choque del año, a la espera de esa final de Champions del 24 de mayo en Lisboa que también le quita el sueño.

‘Rado’ ha dirigido desde el banquillo a los tres grandes del fútbol español, pero se siente colchonero porque quizá el Atlético le recuerda más a su Partizán de Belgrado del alma, donde se coronó campeón de Yugoslavia como futbolista y entrenador. Acude fiel a las citas del Manzanares, donde los hinchas le agasajan, corean su nombre, le piden fotos y le muestran su cariño con ese cántico de «¡Radomir, te quiero!» que se hizo célebre en el curso 1995-96, cuando su Atlético consiguió un doblete inimaginable y Jesús Gil, orondo y dichoso, sacó a un zoológico de procesión por las calles de la capital.

Condujo a los rojiblancos en diferentes etapas de cinco temporadas y conoció también el infierno de aquel descenso en el Carlos Tartiere ante el Oviedo de Luis Aragonés en una de esas casualidades que forjan la leyenda cruel del sentimiento atlético.

Autodestrucción culé

Antic también sabe de la idiosincrasia con tendencia autodestructiva del Barça, que reclamó sus servicios en enero de 2003, cuando el equipo que aún dirigía un atribulado Louis van Gaal estaba a sólo tres puntos del descenso. Antic vivió, disfrutó y padeció una etapa de transición con ciertas semejanzas a la actual, donde a su juicio «no se habla de fútbol, sino que se desvía la atención con entradas, salidas y despedidas».

Entonces, Joan Gaspart renunciaba a la presidencia y Enric Reyna asumía las riendas del club hasta las elecciones del verano. Rado entrenó a los culés en 24 partidos oficiales, les clasificó para la Copa de la UEFA y cayó eliminado en cuartos de la máxima competición continental. Tenía apalabrada una renovación ‘virtual’ con Reyna, ya que no estipulaba cláusula de indemnización por marcha atrás y dejaba la solución pendiente de la directiva entrante. Un día después de asumir el cargo, Joan Laporta y su entonces inseparable Sandro Rosell le llamaron al despacho para comunicarle que no seguía en el club. Frank Rijkaard ya estaba de camino a Barcelona.

A sus 65 años y pese a haber vivido de todo en este mundillo, incluida una destitución en el Real Madrid de Ramón Mendoza cuando los blancos eran líderes al término de la primera vuelta del curso 91-92, Radomir sigue inquieto. Aún no logra entender cómo es posible que el Atlético no fuera capaz de cerrar la Liga en el Calderón ante el Málaga y no resolviese el ‘match ball’ a favor con la misma eficacia con la que conquistó su última Liga, hace 18 años, merced a los goles de Kiko y Simeone frente al Albacete.

Evita pronosticar, ya que no se mueve por el azar sino por las reglas del raciocinio, la lógica, la mente y todo lo que tenga que ver con el ajedrez. Considera clave la «psicología aplicada» por los técnicos a los futbolistas de ambos equipos a lo largo de esta semana que a todos se les hace muy larga.

«Funeral» atlético

«Vi en los atléticos un ambiente de funeral tras el empate ante el Málaga del que cuesta recuperarse. ¡Qué oportunidad perdida ante una afición que generó una atmósfera extraordinaria en los prolegómenos, pocas veces vista!», se queja. Considera que en ese duelo a los colchoneros les «faltó paciencia», y que Simeone erró en los cambios al retirar a Koke y Raúl García. Se cuestiona «¿cómo es posible buscar la velocidad y el desequilibrio con Adrián y quitar al único jugador que filtraba pases en profundidad?».

Acusa al Cholo de dejar dos pivotes defensivos como Gabi y Tiago, «quien sólo jugaba en corto y en horizontal». Y sin Raúl García, «el Atlético perdió a su mejor jugador de cabeza en un momento en el que aparecía un especialista a balón parado como Sosa». Concluye que, al sustituir al turco Arda Turan, el preparador argentino demostró que «nadaba y guardaba la ropa pensando en la final de Lisboa».

Intuye el serbio que en el Camp Nou los madrileños pueden encontrarse con un escenario más favorable. «Quizá sea una ventaja para ellos que el partido se juegue en Barcelona porque los azulgrana tendrán que asumir el peso y el dominio del juego, y el Atlético se siente mejor cuando puede disfrutar de espacios para contragolpear».

Antic reprocha la política que a lo largo de este curso han seguido los culés. «Es evidente que los dos equipos han puesto en duda sus capacidades en los últimos partidos, pero sobre todo el Barça está pagando un momento donde el fútbol no es el objetivo y se habla más de descartes y fichajes. Falta sólo un partido y nadie sabe cuál es el once ideal de Martino. Hay continuos cambios y hace mucho tiempo que no se realizan análisis sólo futbolísticos».

Rado pone el grito en el cielo al ver que en la misma semana de una Liga en disputa, Víctor Valdés escribe una carta de despedida y Puyol anuncia su retirada. «Esto confirma que el club sólo busca desviar la atención», sostiene.

«Los antecedentes no sirven»

El Barça no ha sido capaz de derrotar esta campaña en cinco partidos al Atlético pero «los antecedentes no sirven», según Antic. «Comparar este encuentro con partidos anteriores es ilógico porque la final del sábado es especial y muy diferente. Hay que ver si estará o no Diego Costa, si jugará Piqué…».

Observa una línea más regular en los colchoneros y a un Barça «entre la actualidad y el pasado» que hace unas semanas se autodescartó de la Liga y se ha reenganchado más por fallos de sus rivales que por méritos propios. «No es suficiente con una hora de charla antes del partido. Los deseos y las intenciones de los jugadores son buenas, pero la realidad es otra cuando se está de comidas y de cenas», reprocha.

Insiste en su idea de que «el Atlético es mejor a balón parado», quizá porque Simeone supo de la enorme importancia de la pizarra cuando Antic le entrenaba y Pantic era un maestro en la ejecución de los tiros libres. Y, pese a que el fondo de armario rojiblanco es más estrecho, cree que el líder sigue «más entero en lo físico y funciona mejor como colectivo».

«El gol de Bartra en la final de Copa al Real Madrid fue un accidente porque el Barça ha acertado en un córner de 60», ironiza Antic, muy crítico con esa apuesta del Barça en la que «dos laterales muy ofensivos y dos extremos muy abiertos se autodestruyen». Rado no se casa con nadie.