FÚTBOL | primera división

Ancelotti marea al Real Madrid

Las dudas y vaivenes del técnico italiano hacen retroceder al equipo blanco, huérfano de fútbol y de estilo

MADRID Actualizado: Guardar
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Muy pronto se ha hartado la afición del Real Madrid de Carlo Ancelotti, el técnico que en pretemporada prometió el fútbol de toque y autoritario que exige Florentino Pérez y ahora reclama juego directo y balones a la olla para superar defensas cerradas y perfectamente organizadas. Una traición a la historia del club más rico del mundo, al que se le exige no sólo ganarlo todo, sino también jugar bien. Ancelotti no deja de mostrar contradicciones y marear a un equipo que, huérfano de fútbol y de un estilo definido, ha retrocedido con respecto al dirigido por José Mourinho. El Madrid del portugués, gustase o no, se sabía a lo que jugaba. El del italiano de las dudas y los vaivenes aún desconoce lo que quiere y sus jugadores están desconcertados con sus cambios de sistema y de futbolistas.Tras el ‘catenaccio’ para mantener el 0-1 en Elche, donde sí hubo apatía de los jugadores, se constató ante el Atlético impotencia por la incapacidad del equipo blanco con el balón, con ausencia de ideas en el campo y en el banquillo.

«El sistema no es el problema. El problema es la velocidad del juego. Necesitamos mejorar en actitud y confianza», justificó Ancelotti tras el varapalo sufrido frente a los rojiblancos en el Bernabéu, donde el italiano se ganó los pitos de los aficionados por retirar a Isco y su equipo fue abroncado por partido tan desastroso, sin una pizca de juego y con unas vergüenzas en defensa que no se recordaban desde hace cuatro temporadas. Mientras el entrenador madridista parecía, o quería demostrar, estar convencido de un fútbol más elaborado, próximo a la excelencia soñada por su presidente, ahora apunta que la fórmula es «jugar más vertical». Según él, la única manera de marcar un gol al Atlético era con balones al área y cabezazos, y asegura que por ello quitó a Isco y sacó a Morata, el canterano idolatrado por un Bernabéu en guerra civil por la venta de Özil y la suplencia de Casillas y que agarrota a unos futbolistas que sienten que tienen al enemigo en casa.

Los enfrentamientos también se han trasladado al terreno de juego, como se reflejó la noche del sábado, entre otras acciones, cuando Pepe en encaró con Benzema reclamándole sudor, exigiendo, en consonancia con el público, mayor sacrificio al francés, y con Sergio Ramos reprochando al portugués su actitud. «Cuando las cosas no van bien es fácil levantar los brazos o acusar al compañero, pero hay que estar más unidos», reconoce Cristiano Ronaldo, para quien «la culpa no es del entrenador, sino de los jugadores». «Ancelotti es una gran persona y un gran entrenador que hace un trabajo fenomenal», proclamó el crack portugués, con mensaje también destinado al antecesor del italiano.

El caso es que los futbolistas no se adaptan al 4-4-2 que pretende imponer Ancelotti, aunque en Villarreal modificó el planteamiento para jugar con un 4-3-3, y el madridismo añora más que nunca a Özil.Su marcha, con el visto bueno del técnico, ha indignado al vestuario de un equipo roto, sin equilibrio en el centro del campo porque no está Xabi Alonso, y sin profundidad, ya que se ha esfumado el desborde y la visión de juego del alemán, el mejor socio de Cristiano. También ha dado un preocupante paso atrás el Madrid no sólo en orden defensivo, sino también en potencial de contraataque, con su gran estrella y máximo goleador ahora compañero de Benzema en punta, alejado de la banda izquierda, por donde tanto daño hace Cristiano con espacios. Como interior zurdo tampoco funciona Isco, y en el derbi, bien por petición de Ancelotti o del propio delantero portugués, Cristiano decidió pegarse de nuevo a la cal antes de la media hora, aunque ahí también fue desactivado por un magnífico Atlético.

Ya sorprendió Ancelotti con su once, al alinear a Illarramendi junto a Khedira, cuando hasta ahora Modric era fijo para el técnico y debió recurrir al croata en el descanso, pero más incomprensible para el Bernabéu fue retirar a Di María, el único que estaba aportando algo diferente, con centros a Benzema, para reemplazar al argentino por Bale. Lo que ya hizo estallar al Bernabéu contra Ancelotti fue la sustitución de Isco. Dado que Florentino se ha gastado 100 millones en él y le llega a considerar «el mejor jugador del mundo», el galés tiene que jugar aunque esté en plena pretemporada. Y, para no desplazar a Cristiano, hacerlo por la banda derecha, por donde, tras deslumbrar como lateral e interior izquierdo, solamente actuó a finales de la pasada temporada.