Una mujer duchándose. / Archivo
MUNDO GUERRERO

La 'cañete', la mejor de las duchas

Los dermatólogos apuestan por duchas cortas y frías para mantener la piel sana e hidratada

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay una escena en 'El golpe' en la que Paul Newman sumerge la cabeza en un lavabo con agua fría a la que ha añadido un pedazo de hielo para sacudirse una resaca de espanto. Curiosamente el actor, al que llamaban la estatua griega viviente de Hollywood, solía contar que su secreto para mantener un cutis tan terso y luminoso era zambullir cada mañana la cara en una montaña de cubitos de hielo. Y lo cierto es que hasta su retirada de los focos, la estrella de los ojos azules mantuvo un rostro envidiable. No veo al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, remojándose en agua helada la barba y sus aledaños en aras de conservar la belleza de su semblante o enriquecer la calidad de su piel. Por eso me creo que su confesión de que se ducha con agua fría para ahorrar es sincera. Ayer puso números a su ritual mañanero y detalló que dejar correr el grifo para calentar el agua supone un desperdicio de 10 litros por habitante y un gasto del 20% de la energía doméstica.

Cañete, que con un patrimonio de 1,7 millones de euros, puede permitirse gastar todo el agua que quiera, ha encontrado en los dermatólogos unos fieles aliados a su pintoresca teoría. Y no tanto por el ahorro (seguramente se ahorraría muchísimo más evitando las fugas de millones de litros en la red de distribución) sino por una cuestión de salud. "El agua fría reactiva la circulación sanguínea. Cuando aplicamos agua fría se produce una contracción de los vasos sanguíneos, a la que sigue una reacción de los mismos, dilatándose, lo que favorece que la piel se oxigene más, que lleve más sangre y oxígeno a los poros", explica el dermatólogo granadino José Carlos Ruiz Carrascosa, que la recomienda, sobre todo, para los casos de personas con psoriasis o dermatitis.

Duchas de cuatro minutos

El médico recuerda, además, que las duchas con agua fría suelen ser, por lógica, bastante más cortas que las calientes (pulmonías aparte, seguramente los cuerpos calóricos como el del ministro soportan mejor esas bajas temperaturas) y esta menor exposición de la piel al agua dulce de los hogares ralentiza su deshidratación. "Eso lo podemos ver cuando pasamos un tiempo prolongado dentro de una piscina y vemos cómo la piel se nos arruga, señal de que el agua nos está deshidratando la piel, algo que sucede en mucho menor medida cuando nos bañamos en el mar". Por eso si uno quiere relajarse con agua caliente, el doctor recomienda antes un baño con sales minerales a una ducha prolongada.

Las duchas frías, tibias o calientes, no deben durar, a su juicio, más de lo que supone mojarse, enjabonarse y enjuagarse, en total no más de cuatro minutos.

No todo el mundo es tan bravo como el ministro Arias Cañete a la hora de arrancar el día con una ducha glacial, lo que no quita para que la gente aporte otras medidas cargadas de ingenio para ahorrar. Bajo la etiqueta de AhorroComoCañete han dejado desternillantes perlas como éstas en Twitter. 'Antes de tirar el papel higiénico, recuerda que tiene dos lados'. 'Si me sobra espacio en el lavavajillas, meto las bragas'. 'Conecto la rueda del hámster a un generador para ver la tele'. 'Yo me cepillo los dientes con el mismo cepillo que me peino'.

Algo más desapercibido pasó este comentario tuitero sobre las duchas frías como viejo remedio a aquellos otros calores inguinales: 'Según la medicina popular, a quien le habría venido bien una ducha de las de Cañete habría sido al Duque Empalmado'.