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Netanyahu, a por todas

El primer ministro israelí acaba de anunciar elecciones anticipadas

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Se esperaba, pero tal vez no tan pronto: el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acaba de anunciar elecciones anticipadas, sin fecha pero para primeros de 2013 y sabe que, salvo cataclismo, obtendrá un triunfo aplastante.

Ari Shavit, un acreditado columnista del diario liberal “Haaretz”, escribe hoy que Netanyahu entiende con su gesto matar cinco pájaros diferentes de un tiro: Obama, Yacimovich, Lapid, Olmert y Barak. El primero no necesita presentación y los otros son personalidades del escenario nacional: Shelly Yacimovich es diputada y líder del partido laborista, Lapid es un político emergente, presentador de TV y fundador del partido “Hay un futuro”, Ehud Olmert fue primer ministro y jefe de Kadima, centro-derecha, y Barak, antiguo primer ministro, ex-jefe laborista y ahora fuerte pero políticamente aislado ministro de Defensa.

Si esto es así, y así parece ser, Netanyahu, que recibe el favor de todos los sondeos y ganará aparatosamente la elección con el Likud (derecha nacionalista laica) podría ser jefe de gobierno varios años más y sumando su primer periodo como tal (1996-99) parece dispuesto a atacar el récord inatacable de Ben Gurión,el fundador del Estado, quien en dos periodos ocupó el puesto doce años largos.

El duelo con Obama

Netanyahu, quien ya tiene 63 años y una prolongada experiencia política, ha hecho del Likud el centro de una especie de nuevo paradigma del partido-Estado como un todo y, al tiempo, una suerte de gran sumidero capaz de recoger, como allegados, a partidos menores con la sola condición de que aprueben su programa nacionalista en la cuestión capital de la paz con los palestinos y el manejo del problema territorial.

En este sentido, Netanyahu ha sabido acotar y minimizar la gran cuestión hasta extremos inimaginables hace años y ayudado por una economía saneada (si se compara con las occidentales) ha impuesto con cierto éxito su política de mantener formalmente los acuerdos básicos del proceso de paz pero esterilizándolo por completo de hecho y abandonándolo en la práctica.

Esta política tiene adversarios en Israel, donde todavía buena parte del público está por la solución sincera con dos Estados desde el punto de partida desde las fronteras del 67, pero Netanyahu ha sabido desacreditarla en su pugna con Obama, a quien ha negado todo apoyo en este asunto y en el manejo de la crisis con Irán. No es exagerado decir que la cuestión iraní es clave en lo sucedido. Si es así, Netanyahu corre solo un riesgo con su decisión: que Obama, si es reelegido, le presione hasta el borde de la ruptura política, algo inimaginable en la privilegiada relación Israel-USA.

Mirando a Washington

El primer ministro, con veinte años de experiencia política a sus espaldas, supo manejar perfectamente el escenario alterado del todo por la desaparición inesperada de Ariel Sharon, fundador del Likud, en enero de 2006 cuando una hemorragia cerebral severa le dejó fuera de combate y en estado vegetativo.

En los meses anteriores él se había separado de las opciones diplomáticas realistas del general Sharon (la evacuación de Gaza en particular) y rompía de hecho con el partido…Sharon le describió entonces como un fanático y un traidor “incapaz de gobernar” pero, asediado por el ala dura, decidió formar un partido nuevo, “Kadima” que ganaría – pero ya con Ehud Olmert como líder – la elección de 2006… para perder el poder en 2009: Netanyahu, rey del Likud, pudo formar entonces su gobierno, una coalición de derecha con algunos elementos ultras, como el nuevo partido de los inmigrantes rusos, “Israel Beitenu”, del intocable Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores desde entonces.

Kadima está sin timón y dividida y Netanyahu, con un toque mesiánico y manejando hábilmente el cierre de filas frente a Irán, tiene todo el viento en las velas y una oposición troceada con el viejo partido laborista, clave en la historia nacional, convertido en un irrelevante actor político. Que el Likud ganará es seguro. “Bibi” Netanyahu ha enviado así un mensaje… a Washington, donde puede estar en enero Mitt Romney, su socio político y amigo personal, o Barack Obama, quien, claramente, aguarda su oportunidad si sigue en la Casa Blanca: presionará a Netanyahu sobre la cuestión palestina como nunca se ha visto y seguirá vetando todo bombardeo sobre Irán.

Netanyahu también corre riesgos con su desafío. Entre la indiferencia general algo está cambiando en los Estados Unidos: un sondeo probó recientemente que el público apoya que, en caso de ataque unilateral israelí, el gobierno se abstenga de toda participación…