TENIS | US OPEN

Ferrer tumba a Hewitt

El alicantino resistió los dos buenos primeros sets del australiano y cerró su pase a octavos de final del US Open

MADRID Actualizado: Guardar
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Al final, por tenistas como Lleyton Hewitt y partidos como el que disputó ante David Ferrer merece la pena este deporte. Por jugadores como él, un exnúmero uno del mundo que sigue en la brecha, que continúa marcándose pequeños retos en su dilatada y exitosa carrera, especialmente en su juventud. Por el australiano y, cómo no, por Ferrer. Porque ambos completaron un partido de esos que se deciden en el fondo de la pista tras interminables intercambios llevados hasta el límite y que gustan al espectador. Así ganó Ferrer a Hewitt por 7-6 (9), 4-6, 6-3 y 6-0 en tres horas y 12 minutos. Así se metió el alicantino en los octavos de final del US Open, donde se medirá al ganador del Gasquet-Johnson.

Allí, en el último ‘Grand Slam’ de la temporada, donde se proclamó campeón en el 2001; allí, donde hace ya once años era el rey del tenis y un soplo de aire fresco en el circuito, Hewitt se empeñó en complicarle las cosas al español. Desde el primer juego, dos de los mejores restadores de la última década dieron un espectáculo de intercambios y de intensidad. Sobre la pista estaban dos locomotoras, dos jugadores con un físico prodigioso y unas piernas privilegiadas.

Dos guerreros del tenis que desconocen la palabra rendición

Con un patrón de juego muy similar, el partido estaba abocado a decidirse sobre la línea de fondo. Y fue en esa zona de la pista donde el primer set se mantuvo equilibrado. Hasta la muerte súbita. En ese desempate el australiano cambió una de sus señas de identidad, su archiconocido «¡C’mon!», por un «¡Vamos!» que retumbó en la Louis Armstrong. Estaba metido en el partido y con ventaja en el ‘tie-break’. Pero fue un grito que no le sirvió para cerrar la manga porque después de 20 puntos Ferrer se adjudicó el primer acto.

Pese a este primer mazazo moral, el ex número uno del mundo no bajó los brazos. Había sido un set duro, pero Hewitt siguió empujando desde el fondo de la pista. Cambió su habitual capacidad de lucha un metro detrás de la línea de fondo por una inusual agresividad dentro de la pista. El australiano, un competidor nato, no desistió en su intento y obtuvo un merecido premio: la segunda manga.

Tras dos horas de partido y dos sets disputados, la dureza del inicio del partido pasó factura a Hewitt. Ya no trituraba a Ferrer con su revés. Ya no abría la pista con su derecha ni hería al resto. De hecho, ese papel comenzó a realizarlo el cuarto cabeza de serie del US Open. Con muchos más errores no forzados, Hewitt fue poco a poco diluyéndose. Cada intercambio de más de cuatro o cinco golpes era sinónimo de punto para Ferrer. Así cerró el tercer set el de Jávea. Y también el cuarto, ya un paseo militar, que terminó con un ‘rosco’ y con su pase a octavos de final.