Los últimos rehenes liberados por las FARC
análisis

Colombia: hacia la paz... A tiros

La muerte de varios soldados a manos de las FARC ponde en riesgo el proceso de pacificación en ciernes

MADRID Actualizado: Guardar
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Un número no bien precisado aún – entre cuatro y quince – de militares colombianos murieron el sábado en una remota zona del Caquetá a manos de las “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” y el sangriento episodio puede tener complicar el proceso no oficial de pacificación al que la guerrilla parece acomodarse poco a poco.

El combate se produjo cuando unidades especializadas de la Brigada contra el Narcotráfico, empezaban el asalto y ocupación de laboratorios clandestinos de obtención de cocaína. A falta de detalles se puede adelantar con precaución que de confirmarse la versión se estaría, además, en un escenario probatorio de la connivencia guerrilla- tráfico de drogas.

Curiosamente, el grave episodio sobreviene cuando la eventual reconstrucción de un frente político urbano de la guerrilla en un nuevo clima social entiende, entre otras cosas, rehabilitar a la insurgencia separándola de la pura delincuencia inherente a la industria clandestina de la cocaína.

La evolución táctica de las FARC

La guerrilla, en plena operación de imagen política para preparar un desenlace político a su combate, ha abandonado la odiosa práctica de los secuestros, incluida la llamada pesca milagrosa (la captura aleatoria en cruces de caminos de quienes pasaran por allí, sin muchos distingos) pero debe probar que no es cómplice de los productores y exportadores clandestinos de droga.

Este nuevo curso, que es oficioso y a cargo de actores diversos en la retaguardia en el clima suscitado por la elección del presidente Santos, puede ser cronológicamente relacionado con relevos sucesivos en la cúpula de las FARC, gravemente alterada desde la muerte, por causas naturales, de su jefe legendari, Manuel Marulanda, (“Tirofijo”), en mayo de 2008.

Su sucesor, Guillermo León Sánchez, (“Alfonso Cano”) murió a manos del ejército en noviembre pasado y en septiembre de 2010 había muerto también en combate un hombre clave, el jefe militar de la insurgencia, Jorge Briceño, (“Mono Jojoy”), un hecho descrito en su día como una severa derrota sobre el terreno.

La estrategia de “Timochenko”

A su muerte, Alfonso Cano fue sustituido en otoño pasado por Rodrigo Londoño, (“Timochenko”) otro veterano cuyo acceso al puesto central de la rebelión suscitó mucho interés entre los observadores avezados, al corriente de que Londoño parecía defender una evolución hacia una salida política al conflicto, como llama la guerrilla a su enfrentamiento con el régimen colombiano.

Aunque el 17 de marzo murieron once militares en enfrentamiento con la guerrilla, Timochenko ordenó la liberación de los últimos diez uniformados en manos de la guerrilla tras tantos años de inicuo cautiverio. Los prisioneros fueron entregados a mediadores el dos de abril en medio de un auténtico júbilo nacional en toda Colombia, cuya sociedad lo vivió como una gran esperanza.

Simultáneamente, y este es un hecho poco seguido aquí, apareció un movimiento autobautizado “Marcha Patriótica” inspirado por la ex –senadora Piedad Córdoba, intensamente vinculada los últimos años a la mediación con las FARC y la liberación de cautivos con el explícito propósito de encauzar el desenlace político. El lunes pasado “Marcha Patriótica”, que eventualmente será un partido político, reunió a unas 30.000 personas en Bogotá en defensa de su propuesta.

El presidente Santos parece dispuesto a seguir con cautela el camino del diálogo con la condición de que la guerrilla se extinga inequívocamente. En esta atmósfera, incidentes como el reseñado al principio, aunque graves, probablemente no alterarán el rumbo emprendido.